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Al Final De La Semana

El lío de la bandera y el olvidado Campillín

Sobre la polémica generada en el seno del tripartito por el veto a la enseña de la UE y el mal estado del parque ovetense

El lío de la bandera y el olvidado Campillín

No lo veo Ana, no lo veo. Se lo han dicho, con mucha calma, los socios y los no socios del tripartito. La primera teniente de alcalde, la de Somos, Taboada, planea repartir las inversiones en los barrios según la renta per capita de cada zona. Lo quiere para encontrar destino a ese millón que toca repartir entre los distritos, poco dinero para distribuir de inicio pero llegará el día en que las partidas crezcan. Primera pregunta. ¿Cómo se sabe si un barrio es rico o pobre? ¿A ojo? Si hay Porsches, rico; si hay tartanas, pobre. Pero ¿cómo se calcula la renta per capita? ¿Se pueden cruzar los datos del padrón con los de Hacienda? ¿Se dejará la Agencia Tributaria? ¿Hará falta un batallón de funcionarios haciendo sumas, restas y promedios y picando hojas de Excel? En Oviedo, las necesidades de los barrios se detectan de un plumazo. Media ciudad se las sabe de memoria; sobra dividir entre ricos y pobres un lugar sin guetos, con zonas más populares, sí, y otras donde los cafés salen más caros, pero sin arrabales de pobres ni quintas para ricos. Ah, y el Cristo, ¿es de pobres, es de ricos o de mediopensionistas? Inversiones sí que necesita.

Adiós a Silicon Valley

Ya no habrá empresas tecnológicas en Ventanielles; ni big-data, ni analistas, ni start-ups; ni mesa de pimpón en la oficina, ni sofá para los ratos libres, ni guardería para los peques. El "Silicon Valley" de Oviedo pasa a la historia sin haber escrito una sola línea de su historia; el sueño de Agustín Iglesias Caunedo se esfuma por la chimenea sin dejar rastro y el actual gobierno rompe en mil pedazos esa parte de la herencia del PP. Iba a ser el proyecto estrella de los populares en este mandato? si hubieran ganado. Era lo que iba a diferenciar a Caunedo de Gabino; uno dejaba modernos edificios tecnológicos y el otro, calatravas. Hasta que saltó por los aires. Y le estalló a los herederos, a este gobierno tripartito. Pero van logrando, mérito del alcalde, Wenceslao López, y de su lugarteniente Ana Rivas (PSOE), ponerle sordina al problema y jugar sin enseñar cartas. Las obras en Ventanielles llevan meses paradas. Y López lleva todo este tiempo dándole vueltas a un asunto con la mayor inversión del presupuesto de este año (1,8 millones) para un coste total de 5 millones. Pero esos 5 millones no iban a ser suficientes y la empresa ya le había susurrado al Alcalde que se venía venir un sobrecoste, eso que sabes cuándo y dónde empieza pero nunca dónde y cómo acaba. El problema se cortó de raíz. Al menos no habían empezado a levantar el edificio, no habrá esqueleto.

Una "broma" a la UE

La polémica ha sido de intensidad baja, una broma para las que se vienen liando entre los tres partidos que gobiernan en Oviedo. Pero no se ponen de acuerdo ni para hacer algo contra la bandera de Europa por los acuerdos de la UE para devolver refugiados. Es esa azul con estrellas que está ahí como sin estar, que no está muy claro cuándo empezó a aparecer junto a la de España y a la autonómica, porque entró sin hacer ruido y así pasó años y años, discreta, insulsa y silenciosa. Uno ha visto muchas banderas al cuello de otros, infinitas: de España, de Asturias, del País Vasco o catalanas; extremeñas, de Aragón?; del Sáhara, colombianas, de Irak, con barras y estrellas, con hoja de arce o la Union Jack; del equipo de fútbol, de la marca de coches, de bebida de cola? Y, qué cosa oiga, que en el disco duro cerebral ni una imagen queda de nadie, hombre o mujer, perro, gato o caballo, moviendo con pasión el trapo azul y las estrellas al viento. Así que liarse contra la bandera europea es medio fácil, solo hay que pactar qué hacer. Al final, la que hay en el Ayuntamiento de Oviedo quedará atada al mástil y no ondeará, fue la solución final -la que proponía el PSOE- después de que unos quisieran quitarla del todo y los otros poner un crespón negro; en el delirio semanal de este tripartito hubo un edil que, muy en serio, propuso poner la del Real Oviedo en medio del balcón. Igual lo decía por animar algo y arrimar un poco el hombro ahora que al camino recto le han aparecido algunas curvas.

Cuiden el Campillín

No es el parque más grande, ni el más señorial; no es el más céntrico, quizá tampoco el más acogedor; es hasta algo húmedo y está medio en cuesta; para atajar tampoco es gran cosa y no puede presumir de estar en el Oviedo redondo. El Campillín es una tierra de nadie, pero la ciudad no lo puede perder. Apareció una nueva agrupación de vecinos, pidió cita con el concejal y varios reportajes de este periódico hicieron el resto. Lo que debía ser un mercadillo dominical atractivo, coqueto, con antigüedades y, claro, con cosas también usadas; con libros raros, artefactos extraños y olor a viejo, ha pasado, ante los ojos de todos pero con la atención de nadie, a ser un vergonzoso foco de ilegalidades: vendedores sin licencia; material de procedencia dudosa; abandono sistemático de basura; vaciado de cubos en plena calle; furgonetas y coches sobre las aceras? un desastre que quiere cortar ya el Ayuntamiento. Prometieron que empezaban hoy.

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