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Una gripe a base de brotes locales

Las altas temperaturas propician una curva epidémica muy poco habitual, plagada de altibajos y con concentraciones de casos que iban cambiando de ubicación

Una gripe a base de brotes locales

Una extraña curva con numerosas subidas y bajadas ilustra a la perfección lo que está siendo una singular epidemia de la gripe. Las elevadas temperaturas registradas en los meses de otoño e invierno invitaban a presagiar un comportamiento poco ortodoxo del virus gripal. Y así ha sido, con una evolución en forma de diente de sierra que, como balance, se ha plasmado en menos casos de gripe que el año pasado. Esta reducción se ha centrado en los mayores de 65 años, pero no en las restantes franjas de edad, en las que el cómputo de casos ha sido similar al del ejercicio precedente.

"Predecir la evolución de la gripe siempre resulta complicado, y en este caso es difícil incluso explicar lo que ha pasado", señaló ayer Ismael Huerta, jefe del servicio de vigilancia epidemiológica de la Consejería de Sanidad. El doctor Huerta reconoce que, por el momento, no es posible conocer la causa de las subidas y bajadas, aunque sí aportar una observación: "En los picos se notaba que había unos pocos médicos de la red de vigilancia que concentraban muchos casos, mientras los otros tenían menos casos".

Dicho de otro modo: la epidemia gripal no parece haber operado de forma continuada y uniforme, sino "a base de brotes locales, hoy aquí y a la semana siguiente en otro sitio". En los años anteriores, lo habitual era "una difusión generalizada, con una onda epidémica que barre toda Asturias". Ismael Huerta señala que esta rara evolución es prácticamente exclusiva del Principado. No consta que se haya producido en otras comunidades autónomas del país. Con todo, en la curva epidémica del conjunto de España también se aprecian altibajos, aunque menos marcados que los de Asturias.

El mes de marzo se halla en su tercio final y la Consejería de Sanidad da por sentado que la curva de incidencia puede ofrecer algún otro altibajo, pero siempre con tendencia a bajar. El "pico" de la onda epidémica se registró en la sexta semana del año, esto es, a mediados de febrero. La subida se inició más tarde que otros años, el aumento fue más lento, se dio el citado fenómeno de montaña rusa pero sin alcanzar nunca grandes alturas, se mantuvo en esos niveles altos (más bien intermedios) más tiempo que en años precedentes y ahora se ve que está decayendo. En definitiva, la curva es más baja y más ancha. "Sabemos que lo sucedido tiene relación con las altas temperaturas, pero llegar a conclusiones más concretas y rigurosas no es tan sencillo", señala el jefe de vigilancia epidemiológica de la Consejería. El perfil de los afectados ha sido similar al de años anteriores hasta los 50. Entre los de edades superiores, la incidencia se ha reducido. Por áreas sanitarias, la prevalencia ha bajado en todas, pero ha sido superior a la media en Jarrio y la cuenca del Nalón, e inferior en Cangas del Narcea.

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