La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Un artista de las reproducciones "a ojo"

José Ramón Rodríguez, de 82 años, hace en miniatura los principales monumentos de Oviedo "a base de cartón y paciencia"

Un artista de las reproducciones "a ojo"

José Ramón Rodríguez Morán acude regularmente a un supermercado "de confianza" en busca de cajas de cartón. Le da igual el tamaño. Lo importante es que el material resista y se corte con facilidad. En cuanto llega a su casa de Ventanielles se pone "a la faena" para aumentar su colección de reproducciones en miniatura. Posee decenas de réplicas de los principales monumentos ovetenses y asturianos hechos "a base de cartón y paciencia" a lo largo de más de treinta años.

Su última copia es la iglesia de su barrio, la sagrada Familia de Ventanielles. Quizás es la que ha hecho más fácilmente al tener el original enfrente. Le bastó con sentarse en el balcón para retener los detalles del templo y calcular medidas. pero el resto lo hace "a ojo". Primero acude al lugar con un cuaderno y un lápiz y dibuja lo que ve para luego darle forma tridimensional. La iglesia de la Cadellada o San Julián de los Prados forman parte de su colección, en la que también hay casas suizas.

Y es que José Ramón fue inmigrante en Suiza. Marchó en 1969 y regresó cinco años más tarde con algo más de dinero -"no mucho, lo que ganaba en una fábrica"- y una caja de herramientas que le costó 3,50 francos de la época (entonces un franco equivalía a 17 pesetas). "Encontré un trozo de madera y me dio por darle forma hasta conseguir una reproducción de un coche; un Volvo del 69 al que le puse luces y todo". Su talento natural y las antiguas enseñanzas de un familiar ebanista le permitieron terminar el vehículo.

Se estableció definitivamente en Oviedo y trabajó hasta su jubilación en el hotel Principado, en la calle San Francisco, tras haber estado en el hoy cerrado hotel de Pajares y hasta en la mina.

Al Volvo del 69 le siguió Santa María del Naranco. "Tardé dos meses en hacer la reproducción y usé todo tipo de material, desde cartón hasta ladrillos de verdad. Ahí me di cuenta de que podía construir más monumentos y experimentar con nuevos productos", cuenta este artista "a ojo", rodeado de sus pequeños tesoros, que ocupan la mayor parte de las estanterías y mesas del piso.

En la lista de material novedoso está un colador de cocina. Lo usó para reproducir las rejas de las ventanas de algunos edificios, como el de la iglesia de su barrio. "Corto la malla metálica del colador y la pego sobre el cartón con pegamento invisible. Hago algo parecido con el plástico de las redecillas de las bolsas de patatas para freír. Lo reciclo todo".

A José Manuel le hubiera gustado estudiar Bellas Artes, pero se contenta con formarse por cuenta. "Es un poco tarde para ponerme a estudiar, pero no para mejorar cada día".

Compartir el artículo

stats