Carmen Carril camina a diario hasta doce kilómetros mientras escucha boleros "para después interpretarlos al piano". Durante sus largos paseos -casi siempre por la pista finlandesa y su entorno- también toma fotografías de los paisajes, que le sirven de muestra para "para pintar cuadros". A partir del día que cumplió los 60 dejó de desvelar su edad, pero a pesar de que ya hace tiempo de eso se encuentra en plena forma gracias al ejercicio. "No podría vivir sin salir a caminar. Tengo la salud como un roble y me sirve para liberar tensiones. El día que no puedo pasear no me siento bien, siempre procuro andar dos horas para que no me ocurra eso", afirma.

Carril no es ni mucho menos la única que patea la ciudad. Miles de ovetenses han incluido el paseo en su agenda diaria y cada vez son más las personas que buscan el bienestar calzándose unas zapatillas de deporte para salir de ruta. "Vengo tres veces a la semana y lo llevo haciendo desde hace mucho tiempo. La verdad es que me ha gustado caminar desde pequeño, porque además de hacer deporte te permite ponerte en contacto directo con la naturaleza. Es salud física y necesaria", señala César Chacón de vuelta de su paseo por la pista finlandesa. A este administrativo -residente en Oviedo pero de origen venezolano- le encanta el recorrido que discurre por la falda del Naranco. "Los paisajes son una maravilla, muchos asturianos no saben lo que tienen aquí", afirma.

Los que sí lo saben de sobra son Antonio Torres, conocido en su entorno como Toni, y su mujer Esmerinda Fernández, a la que todo el mundo llama Mery. "La pista finlandesa es un entorno maravilloso para hacer un poco de deporte, nosotros venimos siempre y solemos caminar unos diez kilómetros, es un trabajo que tenemos que hacer", explica Mery Fernández. No en vano, su marido Toni es diabético y el deporte le va muy bien para la salud. "Si no camino tengo el azúcar por las nubes, pero cuando vuelvo a casa después del paseo siempre estoy estabilizado y en plena forma. Seguiré haciéndolo mientras pueda", señala. El matrimonio tiene muy claro que el ejercicio diario "sirve para quitar muchas de esas pastillas que por desgracia se le recetan a la gente que ya va cumpliendo una edad".

La senda a Fuso y La Corredoria, referencia de los caminantes

Julián Casero y Gloria Mier también salen a caminar, habitualmente con su perra "Danka". Casero se operó de siete hernias discales y el médico le ha recomendado hacer ejercicio. "Vengo todos los días y procuro seguir sus consejos", promete. Su mujer lo acompaña y también nota mejoría. "El deporte se refleja en los análisis, está muy claro que moverse un poco siempre es beneficioso", subraya.

Aunque la pista finlandesa parece una autopista por el trasiego de caminantes los días que el tiempo acompaña, en Oviedo también hay otros puntos con mucha presencia de aficionados al paseo. Uno de ellos es la senda que discurre entre Oviedo y Fuso de la Reina, un recorrido de 7,8 kilómetros que se inicia en el Parque de Invierno. María Josefa Suárez, jubilada, es una usuaria habitual de ese recorrido. "Camino alrededor de una hora al día y lo hago desde hace bastante tiempo, aunque si llueve mucho no vengo", afirma. Le gusta la senda de Fuso "por el paisaje" y porque "es bastante lisa para poder andar a gusto".

Marta Fernández también sale a pasear por esa zona de Oviedo. "Camino porque no puedo correr, tengo el menisco mal y no puedo forzarlo para no tener que operarme. Además hacer bicicleta estática en casa me aburre", explica. La acompaña su hija Lucía Solares, que suele salir a correr por la zona de Montecerrao, pero que aprovecha para estar un rato con su madre siempre que puede. "Así tenemos un rato para hablar y para disfrutar de un paisaje que es muy bonito", señala la joven. Y también lanza una propuesta: "Hay mucha gente que hace deporte por Montecerrao, podrían comunicar esta senda (por la de Fuso) con esa zona para dar más facilidades a esos usuarios".

A Lucía Solares no le falta razón. El parque de Tuero Bertrand, en Montecerrao, es otra zona por la que los ovetenses salen a pasear. Francisco Vaca y José Menéndez suelen caminar una hora por ese entorno todos los días. "Tampoco es que vayamos muy rápido, hacemos dos kilómetros y medio o tres, pero somos constantes y no solemos faltar a la cita", asegura Vaca. Su compañero explica que el ejercicio es la mejor medicina para conservar la salud. "Cuando todos los médicos lo recomiendan por algo será", sostiene. No en vano, está comprobado científicamente que caminar media hora al día fortalece el corazón y previene enfermedades cardiovasculares, reduce el riesgo de padecer ciertas enfermedades (diabetes tipo II, asma y algunos tipos de cáncer), ayuda a equilibrar el peso, previene la osteoporosis o la demencia y combate la depresión, entre otros muchos beneficios. Además, hay profesionales que aseguran que este tipo de ejercicio mejora la actividad sexual, incrementando tanto el deseo como la satisfacción.

Los habitantes del entorno de La Corredoria pasean mucho por un recorrido circular de dos kilómetros situado en el entorno del río Nora, un camino que a su vez forma parte de la conocida "Ruta del Colesterol" -que discurre hacia Lugones- y que da acceso a otros muchos caminos transitables. José Delio y Pelayo Méndez, dos mellizos de 73 años pasean todos los días por ese entorno. "Aquí se respira naturaleza", asegura Pelayo. Pedro Carreras también es habitual. "Hay mucha gente, sobre todo por la mañana, a partir de las ocho", matiza. El pequeño Sebastián González y su madre, Alicia Alonso, procuran pasear por la zona de La Corredoria "siempre que podemos". Lo mismo hace Miguel Ángel González, que acude a hacer ejercicio con su perro "Choco".