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La guardesa sale al encuentro

Amalia Braña, vecina del pueblo, guía a los visitantes por la historia de la iglesia

Amalia Braña, la guardesa de San Pedro de Nora, no espera a que los visitantes lleguen a su puerta a pedirle que les enseñe la iglesia. Es ella la que sale a su encuentro "por si se despistan y se van, para uno que viene...". La mujer, vecina de la localidad, se encarga desde hace unos años de custodiar las llaves del templo y mostrarlo a los visitantes con gran destreza. Conoce todos los secretos de un templo en cuyas ruinas (la iglesia fue incendiada y derruida en parte en 1936) jugó cuando era niña.

Braña está un poco descontenta por la "falta de promoción" de San Pedro de Nora, que cree que merece un lugar más destacado en las guías turísticas del Principado, y también en los libros de historia. Mientras tanto, ella se las apaña con un trozo de madera que utiliza como puntero, para señalar los distintos elementos de la iglesia prerrománica. Dentro del templo, golpea el suelo con el pie para hacer ver que suena a hueco. "Debajo son todo tumbas, y hay un pasadizo subterráneo que comunica con el río, luego os enseño la boca", relata la mujer a los visitantes. "Ahora perdí la memoria, dónde hay que ir a buscarla...", pregunta cuando le regalan algún elogio sobre sus buenas maneras de guía turística. Dice que no es para tanto y no se perdona haber cometido "un terrible error" con una fecha cuando, hace unas semanas, aparecieron en San Pedro de Nora dos visitantes inesperados. Al principio no los reconoció, pero enseguida se dio cuenta de que "estaban muy enterados". Eran el catedrático de Historia Medieval, Ignacio Ruiz de la Peña y el exconsejero de Cultura, Emilio Marcos Vallaure.

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