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La importancia del factor sorpresa

El artista ovetense Iván Quesada rompe radicalmente con su pintura figurativa de corte clásico y presenta una nueva línea de trabajo cargada de color y expresión

El artista ovetense Iván Quesada, ayer, delante de uno de sus nuevos retratos de gran formato. LUISMA MURIAS

"Casi nadie ha visto mis últimos trabajos. Imagino que habrá opiniones de todo tipo, pero estoy seguro de que no van a dejar indiferentes". Y así es. Cualquiera que conozca o busque alguna referencia sobre las obras pictóricas de Iván Quesada (Oviedo, 1975) descubrirá cuadros figurativos de corte clásico, con colores apagados y con mucha presencia del blanco y el negro. Pero, al ver las 20 obras que cuelgan de las paredes de la Sala Murillo, en la exposición "De norte a norte" que comparte con la sueca Charlotte Adde, hasta el 26 de abril; Quesada muestra su otro yo. Pinturas llenas de color, con una fuerte influencia expresionista, en las que las caras se desdibujan o incluso no aparecen; con muchas referencias al mundo infantil, incluso en los trazos, y a sus lenguajes. "No sé cuál es la explicación de este cambio ni la razón de centrarme en la infancia. Es lo que me sale, lo que me apetece hacer. He tenido un sobrino hace dos años, quizás tiene algo que ver", reconoce entre risas.

En sus trabajos de pastel al óleo sobre papel o sobre lienzo de gran tamaño, Quesada juega con las texturas. "Me interesa esa investigación con el material y con el color". Pero también con el contenido. En sus cuadros se puede ver a un niño escribiendo en la pizarra de un aula "Tonto el que lo lea"; la frase "Todo da cero" sobre un fondo de operaciones matemáticas que se resuelven con ese resultado; una familia posando para una fotografía durante un viaje a Londres; o dos niños compartiendo un divertido paseo en tándem. Un recorrido por experiencias vitales infantiles sin nombres propios pero que provocarán recuerdos y sentimientos en casi todos.

Quesada está satisfecho. Aunque siempre tuvo claro que éste era su oficio, desde que comenzó en la pintura a los 14 años, una inquietud que se le despertó al trabajar en la tienda de marcos y restauración de su familia; ahora siente que está en su camino. "Yo pinto porque es una necesidad vital. Cuando veo algo que me gusta, me da un vuelco al corazón".

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