El amor y la pasión por la cocina le viene a Manuel Gutiérrez Busto desde la infancia. "Mi padre era ferroviario. Estos profesionales tenían unos cuartos donde cocinaban. Yo le acompañaba a menudo. Recuerdo ir con él a León y ver el ambiente que se creaba en aquel lugar cuando se juntaban varios maquinistas a cocinar, siempre me gustó aquella confraternización", señala este mierense que lleva buena parte de su vida viviendo en Oviedo. Y es que, como afirma con orgullo, "yo nací en Mieres, no todo el mundo tiene ese privilegio".

Desde niño aprendió a cocinar, y en su juventud, el tiempo que sus estudios le dejaban libre, lo dedicaba a formarse como cocinero en lugares de tanto prestigio como La Gruta, cuando estaban al frente los hermanos Cantón. "Allí estuve nueve meses aprendiendo. Lo alternaba con mi trabajo. También estuve con Miguel Francesena, en El Reconquista, con quien cociné muchas veces, y estuve también con Benjamín Oyarbide en El Zalacaín. Recuerdo que Fernando Martín me tentaba diciéndome que mi profesión era la cocina, que me dedicara a la restauración, pero lo deseché porque, si no, ¿con qué me iba yo a divertir si esa es la razón de que me guste tanto?·", dice.

Manuel Gutiérrez es miembro de la sociedad gastronómica y recreativa "El Rinconín", la más antigua de Asturias y que tiene su local social en la calle Río San Pedro, en Oviedo. Ocupó su presidencia de 2002 a 2004 inclusive.

Se fundó en 1965, tal y como reza en su estatutos , "por un grupo de amigos vascos y asturianos que decidieron hacer presente en Asturias el clásico modelo de las tradicionales sociedades gastronómicas vascas". Actualmente son 60 socios. En su sede, además de celebrar determinadas celebraciones gastronómicas, tienen lugar durante la semana comidas y cenas. "Los viernes es la cena de la peña más antigua y yo soy el que cocina desde hace 35 años", afirma. Sobre sus recetas de hoy señala que la que más sorprende "es la del bocarte y la fresa, a todo al mundo se le antoja difícil de maridar. La combinación de sabores sorprende".

Manuel Gutiérrez también cocina en su hogar. "En casa cocino yo, yo soy el que va a comprar a la plaza. Junto con la cocina su segunda pasión es la sidra. "Conocí a muchos antiguos llagareros de Asturias y ahora, a sus hijos. Con los años me interesé sobre el mundo de la sidra fuera de Asturias y estuve en contacto con más de 200 productores de 40 países y conocí numerosos tipos de sidras. Todo el mundo coincide que la mejor sidra del mundo es la asturiana y que no hay ambiente que se iguale al que se vive y se disfruta en una sidrería".

En cuanto a Oviedo, le gusta pasear por la ciudad, parar en una sidrería, leer un poco el periódico y compartir la sidra y la charla con otros clientes. Echa de menos, sin embargo, locales como "El Manantial, el bar Paredes o La Perla, locales señeros, con historia, establecimientos que se perdieron y no se recuperaron", matiza.