Pocas veces se habrá visto la iglesia de San Juan El Real tan llena de gente como ayer, en el funeral por Javier Ramón Martínez Romero y Eva Rodríguez Pérez, el matrimonio ovetense que falleció en Cuba el pasado 25 de marzo a los 42 y 39 años, en un accidente de tráfico. Tampoco se derraman tantas lágrimas como ayer a menudo. La tragedia de la joven pareja, que deja atrás a su hija Alicia, de cinco años, es conmovedora y lo fue también la promesa que su madrina, Lucía Alfaro, les hizo desde el púlpito de la iglesia, donde leyó un mensaje de todos sus amigos: "Alicia es vuestro mayor regalo. La cuidaremos: conseguiremos que sea una niña feliz".

En la iglesia no cabía un alfiler. En los primeros bancos, las familias. La madre de Javier Ramón Martínez, Ángeles Romero, y sus hermanos, Alicia, Patricia, Sonia y Arturo, y los padres de Eva Rodríguez, que era hija única, Francisco Rodríguez y Tinina Pérez. Tíos, primos, cuñados e infinidad de amigos.

La misa fue oficiada por el párroco de San Juan, Javier Suárez, que reconoció que ante un suceso como el que truncó las vidas de Javier Martínez y Eva Rodríguez "uno se siente impotente". "Rompe nuestros esquemas mentales y hace que surja en nosotros la pregunta del por qué", admitió. "Ésta es una de esas ocasiones en las que tenemos derecho a lamentarnos", añadió y citó un pasaje, precisamete, del Libro de las Lamentaciones, que había sido leído en la liturgia unos minutos antes: "Me han arrancado la paz y ya no me acuerdo de la dicha".

Al acabar la misa habló Lucía Alfaro, amiga de Eva Rodríguez y madrina de su hija, y la iglesia se llenó de pena. Describió a su amiga como "alegre, cariñosa y detallista", como "la mejor hija, la mejor madre y la mejor amiga" y de Javier Martínez recordó su alegría y su risa: "Conocerle era quererle". Las palabras sobre su hija fueron las más emotivas.

La misa acabó con el himno de Asturias y las cenizas del matrimonio ovetense fueron depositadas en el columbario de San Juan.