"Educar para el deporte es educar para la vida" es el título de la jornada organizada ayer por la Asociación Asturiana de Derecho Deportivo, que reunió en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA a juristas y deportistas. Uno de los invitados fue Diego Cervero, el jugador del Oviedo, que considera que "como profesional del fútbol tengo que dar ejemplo, cuidar mis palabras y mis actos". "Debemos aportar nuestra sabiduría fútbolistica a los niños, pero también educarles", añadió. "Yo no llegué al fútbol profesional por mis piernas, llegué por mi cabeza", añadió.

"Poco importa que yo explique a un niño que no haga trampas si ve que en primera división la trampa vale", opinó Gonzalo Botas, abogado y entrenador de rugby y otro de los miembros de la mesa redonda de ayer. "Lo importante es que los niños crean en los valores, que se crean que el juego limpio es verdad", subrayó.

"¿Están los padres preparados para ver a sus hijos jugar y competir? Tajantemente no", se pregunó y contestó Gonzalo Llano, presidente del Veriña Club de Fútbol, que denunció el desinterés de las instituciones y "lo preocupante" de las situaciones que se viven en los campos de fútbol.

Pablo Lago, ex jugador y entrenador, evocó el respeto con el que su generación miraba a los veteranos y habló de jóvenes que han perdido valores como la paciencia y la capacidad de sufrimiento. "La educación que los niños reciben en casa es vital. La que dan las escuelas deportivas acompaña", explicó.

César Múñiz, ex arbitro internacional, observó que es "más importante el entrenador de alevines que el de primera". Echó en falta el respeto con el que en otros países europeos tratan a los arbitros, una cuestión de "cultura", dijo. Diego García Diego, presidente de la Asociación Asturiana de Derecho Deportivo, dirigió el coloquio.