Las tiendas del entorno de la calle Uría y Melquíades Álvarez a las que el Ayuntamiento ha permitido abrir sus puertas tras el incendio del jueves tienen algunos de sus productos estropeados, olor a "quemado" y hollín en los estantes, espejos y paredes del establecimiento. Así, la dueña de una perfumería de Melquíades Álvarez, Carmen de Castro, se pasó la mañana de ayer limpiando en profundidad el local.