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"Tras 40 años de hepatitis, volví a nacer"

"Antes de recibir el tratamiento estaba agotada desde que me levantaba", relata una de las primeras asturianas en recibir las nuevas terapias contra la enfermedad

Covadonga Menéndez de la Torre, micro en mano, lee un manifiesto en un acto reivindicativo en junio de 2015. LNE

-Estoy genial. Volví a nacer. Antes de recibir el tratamiento estaba agotada en todo momento, desde que me levantaba. Aquello era desesperante, como una anemia permanente. Ahora puedo hacer una vida normal; me levanto a las siete de la mañana, llevo a mis sobrinos al colegio, cocino, paseo dos horas diarias con la perra...

Covadonga Menéndez de la Torre es una de las asturianas que ha recibido la nueva medicación para la hepatitis C. Unos tratamientos que el Ministerio de Hacienda se había comprometido a financiar mediante una línea de crédito a bajo interés a las comunidades autónomas, de modo que éstas pudieran afrontar los costes, bajo la premisa de que ese gasto no computara como déficit.

Hace pocos días, el titular en funciones del Ministerio, Cristóbal Montoro, declaró que la desviación del déficit en 2015 se debe a partidas excepcionales que no volverán a repetirse este año, como el pago del tratamiento de la hepatitis C, que elevó el gasto en 1.090 millones. El tratamiento de cada enfermo supone un gasto de unos 13.000 euros. La Consejería de Sanidad del Principado ha garantizado que los enfermos asturianos no sufrirán los eventuales recortes. La cuestión será debatida hoy por el Gobierno central y los autonómicos en la reunión del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud.

"Las declaraciones del Ministro son impresentables. Es intolerable echar la culpa a los enfermos", subraya Covadonga Menéndez. "Algunos políticos no se dan cuenta de todo lo que están ahorrando al facilitar estos tratamientos. Para mí se acabaron los análisis, las ecografías... Antes estaba en el Hospital de Cabueñes cada dos por tres, y ahora llevo sin pisar el hospital desde diciembre". Un ahorro -precisa- que se acentúa si se considera que una parte de los enfermos terminan viéndose abocados a un trasplante de hígado.

Cerca de 40 años -acaba de cumplir 54- convivió esta gijonesa con una hepatitis C que acabó originándole una cirrosis. Cuando empezaron a administrarse los fármacos de última generación, ella fue de los primeros en recibirlos. No por sorteo, sino porque se hallaba en la fase 4 de la enfermedad, la más grave.

Lo sucedido después sigue pareciéndole un sueño. "Mi vida ha cambiado muchísimo. Vivo en un segundo piso sin ascensor y antes tenía que hacer una parada a la mitad; ahora me muevo como una persona sana. Es exagerado lo bien que estoy. No me canso. A todos los compañeros que conozco nos ha desaparecido el virus".

Con todo, el remedio no ha sido total. "Como el tratamiento nos lo dieron con la enfermedad muy avanzada, el hígado está tocado. A los que hemos desarrollado cirrosis, ya nos queda de por vida". Entre otras limitaciones, "no podemos tomar algunos fármacos, por ejemplo antiinflamatorios, y por supuesto no podemos ni probar el alcohol". Por eso Covadonga Menéndez reclama que no se restrinja el acceso a los fármacos: "Todavía hay mucha gente pendiente de recibir la medicación", enfatiza.

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