-¿En qué momento piden ayuda al Principado? ¿Se ofrecen ellos?

-Nos habían ofrecido ayuda a las 13.15 horas y unos veinte minutos después les pedí que viniesen para reforzar el abastecimiento de agua porque nuestros vehículos la estaban agotando y si tenían que desplazarse a buscar más...

-¿Qué pasó con el agua?

-Existió cierta dificultad de localización de las bocas de riego, porque no están identificadas las tapas. Consultamos al parque de bomberos para que mirasen dónde están y nos contestaron que en la base de datos no tenían esa información.

-¿No hay un plano en el cuartel con la ubicación de las bocas de riego?

-Sí, claro que lo hay. Pero el plano, que está en la planta baja, no se utilizó ni se llegó a consultar... Hay una base de datos que recoge dónde están las bocas de todo el municipio, aunque prefiero no hablar porque durante la investigación han surgido una serie de cuestiones que se verán más adelante: por qué no aparecieron datos que se recogieron durante años. Este es el motivo por el que se llamó a los vehículos del 112 como apoyo de abastecimiento de agua. No se pudo usar toda el agua que se quería, pero tampoco faltó el suministro.

-Hay grabaciones en las que se ve cómo las mangueras dejan de echar agua.

-Eso depende de las estrategias de extinción. Estás apagando por fuera y en un momento determinado decides atacar por el interior.

-¿Aqualia fue requerida porque fallaba la presión?

-No, no, no. Para nada. Aqualia fue a buscar las bocas de riego que decían que había y nosotros no veíamos. Dicho esto, yo en ningún momento vi a ningún bombero por la calle Uría picando en busca de una tapa. Si vas a un sitio donde todo el suelo es igual y hay un montón de arquetas no sabes cuál es la tuya, salvo que las vayas levantando todas.

-¿Se habían encontrado en alguna ocasión con esta dificultad para encontrar las bocas de riego?

-No, no es frecuente.

-¿Hasta qué punto estas dificultades con el agua influyeron en la virulencia del incendio?

-Yo creo que no tuvo nada que ver, francamente. El fuego cogió una fuerza poco habitual y el edificio era todo de madera.

-Siendo así, con un fuego de una virulencia imparable y una estructura de madera, ¿no se le pasó por la cabeza en ningún momento que el edificio podía colapsar?

-En absoluto. Sabíamos que podíamos perder el edificio y lo que nos preocupaba era que no avanzase hacia los colaterales. Pero colapsar... Que cayese la fachada no, de hecho no cayó.

-¿Tiene pensado dimitir?

-Respeto la opinión de todos, y mucho más la de los sindicatos. Pero para pedir mi dimisión deberían haber vivido toda la secuencia, no parcialmente y por lo que les dijeron. No voy a dimitir. Hay una investigación y si soy culpable de algo me pedirán responsabilidades, no sólo profesionales. Estoy tranquilo, porque actué profesionalmente. La muerte del compañero fue una fatalidad que de mil veces no vuelve a pasar.