Los niños pasan menos tiempo al aire libre que los presos. Ésta es la impactante conclusión de un estudio promovido en Gran Bretaña, según el cual los críos de entre cinco y doce años, en general, se tiran sólo media hora al día jugando en la calle. Por ejemplo, los internos de las prisiones de máxima seguridad de Estados Unidos salen al patio al menos dos horas diarias: el cuádruple del tiempo que los niños. De ahí, que tras estos resultados, hayan puesto en marcha la campaña "Free the kids" (liberen a los niños).

Quedan lejos los juegos con los amigos en la calle de las generaciones pasadas, siempre rascando unos minutos más antes de marchar para casa. ¿Dónde ha quedado todo eso?

"Actualmente encuentran su diversión en instrumentos que fomentan la vida sedentaria, como el móvil, la televisión o internet", explica Roberto Llamedo, doctor en Educación Física y profesor. Además, estas costumbres llevan asociadas "un bajo nivel cultural" porque consumen demasiada programación "basura". No sólo eso. "Como no juegan entre ellos, no socializan", destaca Llamedo, y, en consecuencia, "no desarrollan habilidades básicas ni cualidades motrices. Cada vez ponen en práctica menos destrezas".

Por ejemplo: los críos ya no saltan a la comba o disfrutan con otros juegos populares, como las chapas o canicas, que ayudaban a mejorar la motricidad fina.

"Antes, como tenías que inventar juegos, aumentaba la creatividad y el ingenio", destaca. Además, las anteriores generaciones se entretenían con sus amigos, mientras que ahora éstos han pasado a ser virtuales, de lo que también puede derivarse el incremento del acoso escolar y el ciberacoso. Roberto Llamedo destaca que, según un estudio de "Save de Children", uno de cada diez estudiantes españoles lo sufre: hay 111.000 niños acosados y 65.000 acosadores en los colegios.

Otro de los problemas derivados de quedarse en casa y del sedentarismo es el sobrepeso. Este profesor pone de manifiesto que lo padecen entre un 25 y 28 por ciento de la población que tiene entre 2 y 17 años, según el Instituto Nacional de Estadística. Es en las clases de Educación Física donde los niños y adolescentes hacen ejercicio. "Hay movimientos, habilidades y destrezas que sólo los hacen ahí", indica Llamedo. Lo negativo es que sólo disponen de 1 hora y 50 minutos a la semana, que queda reducido a una hora y media efectiva. Un tiempo que este profesor considera insuficiente y que está por debajo del que disponen en los colegios e institutos de otros países europeos. Esa hora y media semanal está muy lejos de los 55 minutos diarios de ejercicio que recomienda la Organización Mundial de la Salud, que "matiza que debe ser de una intensidad de moderada a vigorosa".

De otra parte, existen estudios que "relacionan la actividad física con el progreso académico", indica Roberto Llamedo, quien añade que "cada euro invertido en actividad física ahorra cuatro en sanidad". Eso sí, debe estar dirigida por un profesional. Recomienda que los menores empiecen a realizar ejercicio cuanto antes. Si cada día practican uno diferente, mejor, porque "así desarrollan partes del organismo distintas".