El desprendimiento de parte de una cornisa de un edificio que está en la intersección de la calle Uría con la calle Independencia generó ayer al medio día alarma entre los vecinos de la zona. La caída repentina de varios cascotes desde la planta superior del bloque, que no causaron ningún herido, obligó a los vecinos a llamar a los bomberos, que tuvieron que acordonar la zona antes de su actuación por "cuestiones de seguridad". El bloque está muy próximo al número 58 de la calle Uría, que ardió el pasado jueves 7 de abril en el incendio que le costó la vida a un bombero y que hirió a otro en una de las tragedias más graves de la historia reciente de la ciudad.

Todo sucedió ayer cerca de la una de la tarde en una zona muy concurrida por la presencia de uno de los establecimientos más frecuentados del municipio para tomar el vermú. Los bomberos empezaron su actuación a las 13.20. Retiraron los cascotes de la calle y algún otro de la propia fachada que corría el peligro de caer. Los bomberos trabajaron durante una hora y diez minutos y, tras revisar la seguridad, volvieron a reabrir la calle.

Los bomberos, no obstante, dejaron la zona para dirigirse a otra alertados por un incidente similar: esta vez había habido desprendimientos en la plaza Juan Pablo II, en el barrio de Ciudad Naranco. Los cascotes habían caído de la carga de una de las terrazas de la parte superior. Los bomberos, sin embargo, no pudieron acceder a la zona porque no estaba habilitada para el camión. Así que lo que decidieron fue vallar la plaza para evitar que nuevos posibles desprendimientos causen daños, según confirmaron los bomberos.