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ANTONIO NISTAL | Rector del Seminario Metropolitano de Oviedo

"Las vocaciones asturianas surgen del triángulo entre Oviedo, Gijón y Avilés"

"En el número de seminaristas hay fluctuaciones año a año, pero en los últimos tiempos mantenemos una media en torno a los quince anuales"

"Las vocaciones asturianas surgen del triángulo entre Oviedo, Gijón y Avilés" IRMA COLLÍN

Antonio Nistal, rector del Seminario Metropolitano de Oviedo, cumple su quinto año en el cargo. Y lo hace reflexionando en esta entrevista sobre el repunte de las vocaciones sacerdotales en España coincidiendo con la celebración ayer de la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. El Seminario participó en esta cita con la procesión de un grupo de jóvenes de la Delegación Episcopal de Vocaciones desde el Prau Picón hasta la Catedral, donde se celebró una misa.

-El repunte vocacional en España, ¿se registra también en Asturias?

-En la actualidad hay 14 seminaristas en Oviedo, incluyendo los dos diáconos ordenados el pasado año. La impresión es que efectivamente ha habido ese repunte, pero tampoco ha sido un crecimiento espectacular, que no se esperaba. Hay sus fluctuaciones de año en año, pero mantenemos una cierta media en torno a los quince seminaristas. Ya digo que este curso son 14, pero hubo algún otro año en el que eran 16 o 17. Yo creo que se está sosteniendo el número, que no es poco, y que se ha superado quizás la fase de valle más profunda.

-Ese valle, ¿dónde estuvo?

-En torno a 2008 y 2010 llegó a bajar a ocho seminaristas, pero ahora mismo parece que los dos dígitos están asegurados.

-En esas fechas hubo cursos con bastantes salidas o abandonos del Seminario. ¿Cómo se puede analizar aquello y sacar consecuencias?

-Es difícil porque cada año tiene sus particularidades y es imposible extrapolar. Y, sobre todo, en el Seminario estamos personas con sus características particulares en cada momento.

-Sin embargo, en esos últimos cinco años apenas ha habido abandonos, o muy pocos.

-Abandonos siempre los hay, pero no los consideraría con ese nombre, sino que esto es un proceso en que cada uno tiene que verificar si es cierta esa intuición por la que viene al Seminario, que es la existencia de una vocación sacerdotal. No es un abandono porque el certificar cualquiera de las vocaciones cristianas (la laical, la de vida religiosa o la sacerdotal) es un logro. Lo importante es que cada uno viva su vocación, la que sea, y lo que hay que hacer es contrastarla y comprobarla. Verificar es la palabra. En cuanto a las cifras del Seminario, lo que pasa es que se suelen compensar las bajas con las altas y por eso puede parecer que en el cómputo total no ha habido abandonos. Pero siempre hay personas que ven que esto no es lo suyo, aunque también hay ingresos. Además, hay que contar con los que se ordenan sacerdotes, que el año pasado fueron cuatro, y esa cifra resta al número total del Seminario.

-En esos años de "valle" coincidió el alto número de salidas con un alto número previo de ingresos. ¿Se controla ahora más las entradas?

-Hay una preocupación compartida a nivel general, no solamente de España, sino señalada desde Roma, de facilitar que el ingreso en el Seminario venga precedido de un seguimiento. Es decir, que antes haya un conocimiento de los candidatos y que ellos mismos hayan hecho un recorrido vocacional en el que se afiance esa decisión. Claro, eso se nota. Ese tiempo propedéutico normalmente puede ser un año, o a veces más, y en él se acompaña a las personas que han manifestado esa inquietud. Pero se hace con cada uno en su casa, en sus estudios, o en su profesión, la que tenga. Ellos tienen un contacto frecuente con el Seminario, de manera que cada uno lo vaya conociendo poco a poco, y a la vez va comprobando que esto es lo suyo. En realidad, siempre hay un grupo de personas en la diócesis que tienen la cuestión vocacional planteada y que no están en el Seminario, pero le son próximos. De ellos, unos dan el paso un año, y otros al siguiente o al otro.

-¿Cuál es el perfil del seminarista en estos últimos cinco años?

-Es difícil sacar reglas generales y hay cambios de año en año. Es difícil catalogar la espontaneidad de las personas y, sobre todo, la Gracia del Espíritu. Por ejemplo, en la edad de ingreso parecía intuirse un incremento, pero este año los dos que han entrado tienen 18 y 19 años, con la PAU terminada, que sí era una edad más habitual hace unos años. En todo caso, la media de edad más reciente está en los 25 años. Otro rasgo distintivo en Asturias es que una gran mayoría viene con estudios superiores. Y la mayoría absoluta, eso sí, vienen de núcleos urbanos, frente a los rurales, lo cual tampoco es de extrañar por la despoblación del campo. En cambio, Gijón, Oviedo y Avilés, el triángulo central, es de donde surgen las vocaciones. Y otro rasgo es que el origen de las vocaciones suele ser el ámbito parroquial: casi todos ellos vienen con un proceso de acompañamiento del párroco o de un sacerdote en su lugar de origen. Eso hace que ya hayan hecho un discernimiento y sepan adonde vienen.

-¿Cómo se organizan los estudios eclesiásticos, de seis años, con un número limitado de alumnos?

-Los dos primeros cursos son de introducción filosófica y se mantienen independientes, pero a partir de tercero, y hasta sexto, con las asignaturas de Teología, se hacen cursos cíclicos en el sentido de que este año se dan unas asignaturas para alumnos de tercero en adelante. Es parecido al sistema de créditos en el que uno se va matriculando en las asignaturas que se ofrecen cada año hasta completar al final los créditos necesarios. Esto no quita que haya un ritmo y, por supuesto, un plan de estudios apropiado.

-En el curso 2012-2013 se creó en Oviedo el Seminario "Redemptoris Mater", del Camino Neocatecumenal, de Kiko Argüeyo. Son nueve o diez seminaristas en este momento. ¿Cómo es la convivencia con el Seminario Metropolitano?

-Muy buena. Los seminaristas de ambos centros coinciden en las clases, aunque ellos tienen su comunidad fuera de Oviedo, en Meres. Pero compartir el ámbito académico es muy grato y las aportaciones de alumnos de diferentes procedencias hacen que las clases sean más ricas.

-En el "Redemptoris Mater" no puede haber seminaristas asturianos, es decir, nace con el compromiso de no echar aquí sus redes vocacionales.

-En su mayor parte proceden de Latinoamérica, pero también hay españoles de otras regiones e incluso algún europeo, de Italia, creo recordar.

-¿Hay diferencias metodológicas entre un seminario y el otro?

-Hay una coincidencia que está marcada por la Santa Sede y particularizada para toda España por la Conferencia Episcopal con el plan de seminarios mayores. Luego puede haber rasgos particulares, como los puede haber entre una familia y otra. Pero lo importante es confluyente y coincidente.

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