"Ahí van otra vez los bomberos. No puede ser". Una mujer que ayer vio pasar a toda prisa dos vehículos del servicio de extinción de incendios de Oviedo hacia las 10.15 horas por el Rosal, se temió lo peor y aceleró el paso para ver qué estaba pasando. A llegar a la altura del número 70 lo descubrió. Había un incendio en el tercer piso, pero ninguna información sobre su magnitud. La alarma se quedó en un susto sin víctimas y algún daño material en un cocina, causado, según la Policía Local, por un pequeño cortocircuito en la placa.

Y es que a los bomberos pronto se les unió una patrulla de policía que cortó temporal y parcialmente la calle para facilitar las maniobras de los vehículos especiales, y una ambulancia.

El dispositivo causó alarma y confusión en el Rosal. Decenas de curiosos -a pie de calle y asomados en las ventanas- comentaban que no podían evitar "pensar en la pesadilla de Uría". Pero la ausencia de humo y la retirada de la ambulancia calmó los ánimos y dispersó corrillos. Sin embargo, los agentes tuvieron que dar más de una explicación a algún viandante que no las tenía todas consigo y quiso saber si el fuego estaba controlado.

Las alarmas por accidentes domésticos en la cocina son muy habituales en Oviedo. En ocasiones, se trata de un olvido (alguien se deja el fuego encendido con o sin comida encima) y otras obedece a un fallo de la placa vitrocerámica o la cocina de gas. En cualquier caso, el protocolo de emergencia siempre se activa ante un posible siniestro de mayores dimensiones y con heridos. Así, los agentes acuden a estas intervenciones con camiones dotados de autoescaleras y bombas de agua, a la vez que los servicios sanitarios de urgencia se desplazan con una ambulancia estándar, preparados para una actuación. La Policía Local restableció el tráfico del Rosal apenas un cuarto de hora después de acudir a la vivienda.