Los comerciantes afectados por el incendio de la calle Uría exigieron ayer al alcalde de Oviedo, Wenceslao López (PSOE), y a la vicealcaldesa Ana Taboada (Somos) que "den la cara" y les informen de la evolución de una situación que está causando "un gran perjuicio económico" a sus negocios. Realizaron esta petición en una comparecencia ante los medios a la que asistieron portando una fotografía Rudolph Giuliani, alcalde de Nueva York durante los atentados del 11-S.

"El alcalde es nuestro proveedor de servicios y nosotros sus consumidores. Exigimos una reunión con él, que no ha dado la cara... Por eso tengo aquí una foto de este alcalde, que sí dio la cara y ganó muchos votos por ese motivo", aseguró, Jeff Medeiros, uno de los afectados.

"Económicamente la situación es insostenible. El alcalde y la vicealcaldesa de esta ciudad deben reunirse con nosotros e informarnos", manifestó, por su parte, Sheila Titos, titular de un comercio en el número 56, que lleva cerrado desde el día del incendio. "Quedamos en la calle con una mano delante y otra detrás, no sabemos cuándo vamos a poder abrir las puertas de nuestra tienda y nadie se hace cargo de esto. No tenemos absolutamente nada", dijo.

Además, los titulares de los negocios de esta zona de la ciudad que sí han podido abrir sus tiendas también se quejan de que los cortes de tráfico y de las líneas de autobuses han reducido su clientela en un 80 por ciento. "La gente llega, ve una señal de prohibido el paso y da la vuelta. Lo que queremos saber es hasta cuándo", indicó otro afectado, José Galán.

Alrededor de veinte comerciantes de las calles Uría y Melquiades Álvarez se han agrupado en una plataforma, asesorada legalmente por los abogados Fernando de Barutell, Ana Casado y Ana Arrojo, que atendiendo a la voluntad de sus clientes han solicitado la declaración de zona catastrófica. Un día antes, en una reunión con el concejal de Seguridad Ciudadana, Ricardo Fernández, plantearon la creación de una línea extraordinaria de créditos.

Seguridad

Mientras, Patricia González, titular de dos comercios en el edificio de La Cúpula mostró ayer su sorpresa ante la información trasladada por el Ayuntamiento respecto a este inmueble, más dañado de lo que se creía inicialmente. "Me dijeron que podía abrir mi negocio pero que nadie me podía garantizar al cien por cien la seguridad", señaló esta comerciante, que asegura haberse enterado por un peatón de la reapertura de la calle Melquiades Álvarez (en la que tiene uno de sus negocios) porque ese día no había leído la prensa. "A mí nadie me llamó", aseguró.