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CARMEN ROSA PALLÁS | Jefa del Servicio de Neonatología del Hospital 12 de Octubre, en Madrid

"España carece de infraestructura para reaccionar si un parto en casa se tuerce"

"El contacto piel con piel del niño con su madre inmediatamente después del nacimiento regula su respuesta al estrés en el futuro"

Rosa Pallás, en Oviedo. luisma murias

Carmen Rosa Pallás es la jefa del servicio de Neonatología del Hospital madrileño 12 de Octubre y recientemente estuvo en Oviedo, para asistir al Congreso de la Asociación Asturiana de Pediatría de Atención Primaria. Pallás, que es profesora de Pediatría en la Complutense y miembro del Comité de Lactancia de la Asociación Española de Pediatría, sostiene que las primeras horas en la vida de un niño son decisivas, más aún cuando se trata de bebés prematuros y sostiene esa afirmación con la experiencia acumulada durante décadas.

-¿Qué tienen de importante las primeras horas de vida de un niño?

-Hay evidencia científica de que lo que se hace inmediatamente tras el nacimiento condiciona la duración de la lactancia materna, las reacciones al estrés para toda la vida y en los niños prematuros, en los que el cerebro está más inmaduro, los estímulos a los que se les somete en las primeras horas de vida aún les condicionan más, con cuidados muy especializados para los que no están preparados. Yo trato de poner de manifiesto el cuidado que se debe poner en la atención a los niños desde el principio, tanto en los recién nacidos sanos como en el caso de los enfermos, por la trascendencia que puede tener en su futuro y en el de sus padres.

-¿Hasta que punto es intervencionista la medicina convencional en los partos?

-Se ha sido absolutamente intervencionista. Los partos llegan a los hospitales y es una revolución, porque mejora la supervivencia materna y la de los recién nacidos, sin ninguna duda. Pero por otro lado se fue medicalizando no solo el parto que lo necesita, porque no va bien, sino todos los partos. Yo no estoy a favor de los partos en domicilio, y esa es una opinión personal, porque España no tiene una infraestructura como la de países como Holanda, que aún así han dado vuelta atrás.

-¿Sus razones?

-No tenemos infraestructura para reaccionar de una manera muy rápida cuando un parto se tuerce. Creo que en España los partos tienen que ser en el hospital, y se deben dejar progresar sin intervenir. Los profesionales deben observar y vigilar para detectar en que momento se tiene que intervenir, si es que se tiene que hacer. Durante un tiempo eso se olvidó y todos los partos se medicalizaban. Se generaba un daño innecesario porque muchos partos no lo necesitan, lo que todos requieren es supervisión.

-¿No basta con un equipo de profesionales en el domicilio?

-Una madre hace un desprendimiento placentario, se pone a sangrar terriblemente y solo se dispone de unos minutos para no poner en peligro la vida de la madre y la del niño. Hay partos en los que todo va bien y el niño nace mal. Cuando eso pasa necesitas una persona y la tecnología para reanimarlo. Quizás dentro de unos años se pueda predecir muy finamente qué parto va a ir bien y qué parto va a ir mal pero hoy por hoy no es posible. Los partos tienen que ser en un sitio donde si surgen complicaciones se puedan atender con el mínimo riesgo para el niño y para la madre, y esos sitios son los hospitales.

-Muchas madres se quejan de la frialdad de los hospitales y hablan de la necesidad que sienten de tener más contacto con sus hijos en las primeras horas después del nacimiento.

-Por eso una de las medidas más importantes es poner al recién nacido y la madre en contacto piel con piel. Tal cual sale, al niño se le coloca sobre el tórax y el abdomen de la madre, en contacto piel con piel, se corta el cordón umbilical encima de la madre y ese contacto tiene mucha trascendencia de cara a la lactancia materna y la regulación de la respuesta al estrés en el futuro. Antes, a todos los niños se les separaba, se llevaban a una cuna de reanimación. Si la madre y el niño están bien la norma en casi todos los hospitales de España es poner piel con piel a la madre y el niño inmediatamente después del parto.

-¿Qué porcentaje de los partos tiene problemas?

-Depende de lo que se entienda por problemas. Hasta la Organización Mundial de la Salud asume que el quince por ciento de los partos tiene que terminar en cesárea, algunas se pueden predecir pero otras no. A eso hay que sumar otro diez por ciento de partos instrumentales con forcex o ventosa o en los que el niño necesita algún tipo de apoyo importante al nacer. Eso es casi uno de cuatro partos.

-La mejora en la supervivencia de los niños prematuros en los últimos años ha sido sorprende, ¿por la tecnología?

-Más que la tecnología ha influido el disponer de surfactante pulmonar que es lo que les falta a los prematuros para poder respirar bien y esa medicación se desarrolló en la década de los noventa. Todos morían, fundamentalmente por enfermedad de la membrana hialina, murió así uno de los hijos de Kennedy, no se podía hacer nada. Ahora se les suministra por la traquea. Otra cosa son los corticoides prenatales, todas la mamas en riesgo de parto prematuro reciben dos dosis y eso acelera la maduración del niño y disminuye la mortalidad, la enfermedad respiratoria, la lesión cerebral. Esas dos medidas que se empiezan a aplicar en la década de los noventa han sido fundamentales.

-¿Hay patologías concretas sobre las que se puede actuar en las primeras horas de vida del niño?

-Las primeras diez horas de vida tienen mucho que ver con la lactancia materna y la lactancia materna protege de enfermedades crónicas y de la vida adulta, y eso es indiscutible . Yo respeto que las mujeres no quieran dar de mamar, lo mismo que respeto a quien elige fumar; pero la lactancia materna es absolutamente protectora y genera salud.

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