Durante la semana que ha pasado en Ginebra, Álvaro Sierra García se cruzó con el Dalai Lama, con los presidentes de Finlandia y de Italia y con muchos otros líderes y dirigentes mundiales. "En la sede de la ONU en Ginebra se nota el movimiento del mundo", cuenta el joven estudiante de Ingeniería Informática, que vivió los últimos años en León con sus padres, y que ha retornado a su Asturias natal para seguir estudios universitarios. Él es uno de los tres españoles seleccionados por Gimun, una organización no gubernamental que colabora estrechamente con Naciones Unidas, para asistir al encuentro de todo el mundo en Ginebra.

Del 5 al 11 de marzo, Álvaro Sierra, miembro del grupo de debate de la Universidad de Oviedo y que coronó su expediente académico con una matrícula de honor en el Bachillerato, formó parte del Consejo de Desarme y Seguridad Internacional en el que 35 jóvenes de todo él mundo debatieron y emitieron sus propias resoluciones sobre asuntos como el terrorismo o los refugiados de guerra. Sierra, con 18 años, era el benjamín del grupo. Dado que la representación de los países se hace por sorteo, no por procedencia, a él le tocó defender los intereses de Chipre en el orden internacional. Ha trabado amistad con muchachos de lugares tan distantes como Tailandia y Corea del Sur.

En su primera salida en solitario al extranjero, Álvaro Sierra ha comprobado que en el Norte de Europa "a los españoles nos tratan con cierta condescendencia". De sus paseos por Ginebra se queda con "el encanto de la ciudad", tranquila, silenciosa y habitada por personas extremadamente educadas aunque más bien distantes. "Es un país con una sociedad muy estructurada, que se toma muy en serio las cosas, donde se trabaja con mucha precisión", refiere. Ha constatado también, después de esta experiencia en la que han participado trescientos jóvenes de unos setenta países, que "los españoles somos los más abiertos del mundo".

Álvaro Sierra dice que "le gusta la política, pero no el politiqueo, me interesa el gobierno de las sociedades, cómo se organizan y cómo buscar lo que es mejor para ellas". Por ahora no está dispuesto a pagar el precio que exige el ejercicio de la política, aunque responda a altos ideales. "Creo que la mayoría de los políticos tienen la voluntad de hacer las cosas bien, pero llegados a ciertos puestos hay presiones tan grandes que acaban yendo en contra de sus ideales", subraya. Entre los políticos españoles destaca a uno: Albert Rivera, que, según dice, "es un ejemplo de oratoria y dominio del lenguaje no verbal".

Lo que a Álvaro Sierra más le interesa es "emprender". Por eso ha elegido la carrera de Ingeniería Informática. "Me gusta la tecnología y estos estudios tienen salida en cualquier sector", afirma.

Afirma que no puede vivir sin deporte ni sin poesía. Escribe versos y, en su cabeza, ciencias y humanidades conviven en armonía. "La Universidad está yendo hacia la convergencia. En todas las carreras debería haber asignaturas de humanidades. Los ingenieros debería estudiar filosofía", sostiene. Le gusta debatir, hablar: "A nivel académico o profesional, las habilidades que se adquieren son únicas, se aprende a estructurar el mensaje, a recibir críticas, a reaccionar a las criticar, y a escuchar".