Simonet Quelle Coto, la juez que dirige la investigación del incendio que arrasó el número 58 de la calle Uría en el que falleció el bombero Eloy Palacio, decidió ayer llamar a declarar en calidad de investigado -la antigua figura de imputado- al jefe de Bomberos de la ciudad (José Manuel Torres) y a otros dos mandos que dirigieron a pie de obra las operaciones para extinguir el fuego (Luis Díaz Montes y Juan José Puente). La magistrado titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Oviedo lo hizo después de escuchar durante algo más de una hora la declaración que ayer realizó en sede judicial -ya lo había hecho ante la Policía Nacional- Juan Carlos Fernández Granda, "Cuni", el bombero que resultó herido en el trágico suceso.

Además, el abogado que representa a la plataforma que aglutina a los vecinos y comerciantes afectados por la tragedia, Fernando de Barutell, medita solicitar que acudan a declarar como testigos el alcalde de Oviedo, Wenceslao López (PSOE), y Ricardo Fernández (PSOE), concejal de Seguridad Ciudadana. El letrado no descarta ampliar la petición al resto de autoridades que estuvieron presentes en el incendio.

Curiosamente dos de los mandos ahora imputados -el inspector Díaz Montes y el subinspector Puente- habían sido citados como testigos para declarar tras Fernández Granda, pero no lo hicieron ante el cambio de su situación procesal. Entre otras cosas, y según consta en la declaración a la que ha tenido acceso LA NUEVA ESPAÑA, el bombero herido aseguró que comenzó a trabajar en las labores de extinción junto al jefe de Bomberos, José Manuel Torres, y que a lo largo de la intervención acabó haciendo dupla con su compañero fallecido.

En un momento de los trabajos, comprobaron que "el fuego se propagaba más rápido de lo que se podía extinguir". Fernández Granda añadió que una vez que las llamas entraron en contacto con la estructura de madera el fuego "se volvió incontrolable". El bombero señaló que las habitaciones del edificio siniestrado "no estaban sectorizadas, lo que contribuyó a que se extendiera el fuego por todo el aislante". Precisamente los bomberos, según el testimonio del operario herido, se dieron cuenta de la magnitud del incendio cuando con un bichero comenzaron a derribar el falso techo. "Cuanto más tirabas, más veías como estaba avanzando el fuego", apuntó Fernández Granda.

En su declaración, el operario aseguró -lo que vendría a ratificar una de las supuestas irregularidades denunciadas por el sindicato CSI- que no le consta que existiera un "puesto de mando avanzado" ni le comunicaron que lo hubiera. "Desde donde estaba no aprecié que lo hubiera. Debería estar en el puesto Torres, y sin embargo estaba en un balcón echando agua", dijo.

Al final de su declaración, y ante la pregunta de la juez de si quería añadir algo, Fernández Granda aseveró que horas antes de declarar ante la Policía judicial recibió la llamada de uno de los investigados -el inspector Díaz Montes- interesándose por su estado y para decirle que "buscase una excusa de por qué (él y Eloy Palacio) se bajaron de la cesta. El bombero añadió que al estar "aún convaleciente y afectado" por lo sucedido entiende que el citado mando le quiso "influir con esas expresiones" en su declaración ante los investigadores.