¿La causa es una o varias inyecciones mal dadas, y por quien no estaba autorizado a darlas, o el efecto secundario de un tratamiento con corticoides? Ésta es la cuestión que ayer se dirimió en la vista oral celebrada en el Juzgado de lo Penal número 1 de Oviedo. Si la balanza se inclinara hacia la primera hipótesis, el responsable -que ya en 2014 fue condenado por un delito de intrusismo tras una denuncia del Colegio de Médicos- podría ser de nuevo castigado a cuatro meses de prisión y al pago de 23.000 euros, pena solicitada por la Fiscalía. Entre tanto, el abogado del paciente elevó la petición de indemnización hasta 44.000 euros.

El acusado es F. G., un profesional que ejerce en la capital del Principado y que en internet se anuncia como "ATS por la Facultad de Medicina de Oviedo", además de acupuntor, homeópata, naturista y dietista, entre otras especialidades. Entre tanto, el acusado era uno de sus pacientes, un ovetense que en el marco de un tratamiento para la fibromialgia recibió en junio de 2010 una infiltración en el hombro, y que unas horas después sufrió fuertes dolores que desembocaron en un proceso infeccioso que le supuso 28 días de hospitalización, una convalecencia de 189 días y secuelas que aún persisten.

Tras la vista, la fiscal mantuvo la petición de pena ya citada, la misma que había solicitado con anterioridad. Uno de los argumentos del Ministerio Público es que el acusado inyectó a su cliente "procaína", "un fármaco que sólo puede ser prescrito por un médico" y que, según la fiscal, fue administrado sin observar las más elementales medidas de higiene.

F. G. negó este extremo y aseguró que lo que dio al paciente fue "un producto inyectable homeopático de venta libre". El acusado se mostró "totalmente convencido, al cien por ciento", de que la infección fue "un efecto secundario" de unos corticoides que se la habían aplicado un año antes. La forense cuestionó esta afirmación y otorgó mayor verosimilitud a la posibilidad de que fuese causada por la infiltración de las horas previas. Entre tanto, un perito que declaró a petición del abogado del acusado avaló la posibilidad de que el corticoide cause un efecto adverso tardío.