"Mi libro quiere devolver la tranquilidad a los tripulantes del 'Bonifaz'. Todos actuaron bien, no hubo ningún error y pueden descansar en paz".

Así se pronunció ayer Francisco García Novell (Barcelona, 1944) en la presentación de su libro "Donde se posa el resplandor del sol", una novela que relata el hundimiento, acaecido el 3 de julio de 1964, del petrolero español "Bonifaz" tras colisionar con el petrolero francés "Fabiola" en las proximidades de Finisterre y en medio de un denso banco de niebla. Cinco muertos y veinte desaparecidos, todos ellos del buque español, fue el balance del accidente. La justicia inglesa fue la encargada de impartir justicia -tanto la hispana como la gala echaban la culpa al otro-, y determinó que el 60 por ciento de la culpa había sido del petrolero español y el 40 por ciento del francés.

Durante su intervención en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA, García Novell realizó su propio arbitraje, fruto de cuatro años de investigación. Y concluyó que "no se puede culpar a nadie, ni del Bonifaz ni del Fabiola", ya que el siniestro se debió a "una serie de circunstancias casuales que hicieron que la colisión fuera inevitable". Entre estas causas citó la niebla, "que en 1964 era algo muy peligroso, sobre todo cuando se navegaba frente a Finisterre", y las deficiencias de los radares de la época.

Una de las personas que escuchaban ayer al periodista y escritor era Milagros Pereda, quien en la tragedia, y al igual que sus cuatro hermanas, perdió a su padre y a su madre. En la presentación del libro participó el historiador y crítico literario de este periódico Julio Antonio Vaquero, quien definió la obra como "una reconstrucción minuciosa del accidente desde todos los puntos de vista". También intervino de forma muy breve, para dar la bienvenida a la novela, Jesús Ángel Gómez Pereda, presidente de la asociación "Náufragos de la mar", creada a raíz del accidente del Bonifaz y entidad que dio a García Novell el impulso inicial para escribir "Donde se posa el resplandor del sol".