Las reinas de la feria de la Ascensión se llaman "Taberna", "Mora", "Luna", "Tina", "Vaquera", "Linda" y "Nube". Se trata de siete burritas procedentes de la localidad de Peñamayor, en Nava, y el título se lo pusieron los niños que ayer hacían cola con sus padres en la Catedral para poder montar a lomos de las dóciles asnas y dar una vuelta a la plaza, convertida en un gran Mercáu Astur, la parte más lúdica de las actividades programadas para la Ascensión.

"Es el segundo año que venimos, y esta vez con más ejemplares. Estamos impresionados con la respuesta, los niños se lo pasan en grande", aseguró uno de los guías de los paseos en burro, Lucas Rodríguez. Que no llueva no solo es fundamental para el ambiente de la feria, sino también para estos peculiares paseos infantiles, porque las monturas son de cuero, y con el agua se estropean. De hecho, los primeros paseos tuvieron lugar ayer, porque las precipitaciones del viernes obligaron a replegar el ganado.

Del cuidado de las visitantes más populares de la feria se encarga José Vega, uno de los veteranos del grupo de Peñamayor. "Yo soy el que tiene que darles de comer. Son todas muy mansas. A los machos no los podemos traer, con ellos por aquí sueltos esto acabaría como el rosario de la Aurora; pero sin ellos están tranquilas", explica.

Mario Sánchez fue uno de los primeros niños en subir a lomos de una de las burritas. Le tocó "Tabernera", un ejemplar de asno pardo, con reflejos plateados. "Me lo pasé genial, es muy buena", dijo a la vuelta. "No tengo nada de miedo, quiero subirme otra vez", aseguró el pequeño Juan Blanco. "¿Nos lo podemos llevar a casa?", preguntó Lucía Gómez a sus padres, que tuvieron que explicarle que el animal no se puede separar de "sus amiguitos" y que vive "muy feliz" en una casita que tiene con una finca enorme y mucha comida.

La artífice del gran mercado asturiano de la Ascensión es Consuelo Ríu, a quien la Sociedad Ovetense de Festejos (SOF) confía todo el montaje de los puestos y actividades desplegados en las plazas de Porlier y la Catedral. Además de los paseos en burro los niños disfrutaron de un vistoso carrusel, de juegos malabares, música y teatro. Mientras, los mayores aprovecharon para visitar los puestos de artesanía y hacer algunas compras. El otro gran escenario de la Ascensión, la Losa, donde se ubican las principales exposiciones, también se llenó ayer en su segunda jornada.

"La Ascensión tiene trescientos años de historia y es un referente de la cultura asturiana en mayúsculas. La presidenta de la Academia de la Llingua, Ana Cano, acaba de pedir que cuidemos de la llingua y también del resto de elementos que configuran la cultura asturiana", manifestó el concejal de Festejos, Roberto Sánchez Ramos (IU), que aprovechó ayer para realizar una visita al Mercáu Astur en compañía del alcalde, Wenceslao López (PSOE), y otros miembros de la corporación, entre ellos el concejal de Turismo, Rubén Rosón (Somos). "Es importante que Oviedo mire a la zona rural, también como posible espacio de desarrollo económico", reflexionó el Alcalde.