La gripe se cobró 16 víctimas mortales en Asturias el pasado invierno. Éste es el balance final de una temporada muy extraña en materia gripal, algo que se veía venir dadas las altas temperaturas registradas en los meses de otoño. Lo más singular de la campaña fue el elevado número de casos graves causados por el virus de la gripe, una circunstancia que los técnicos de la Consejería de Sanidad atribuyen a la proliferación del virus A, el causante de la amenaza de pandemia mundial en 2009.
Sanidad estima que en toda la región se produjeron en torno a 175 casos graves hospitalizados, de los cuales 72 requirieron ser ingresados en la uvi. De estas cifras regionales, al HUCA le correspondieron 56 casos graves, 23 ingresos en cuidados intensivos y 5 fallecidos.
La onda epidémica empezó tarde, se caracterizó por su baja intensidad pero, como contrapartida, se prolongó en el tiempo más de lo habitual. Según la Consejería de Sanidad, fueron unos 30.225 los asturianos que, hasta mediados del pasado abril, acudieron al médico a causa de un cuadro gripal, lo que implica una incidencia de 2.924 casos por cada 100.000 habitantes. A ellos hay que sumarles a todas las personas que pasaron la enfermedad sin llegar a requerir atención sanitaria.
La pasada epidemia de gripe fue larga: tres meses. Comenzó a principios de enero y se mantuvo hasta finales de marzo. Alcanzó su máximo nivel de intensidad en la segunda semana de febrero. "La singularidad de este invierno es que hubo más casos graves, supuestamente debido a la presencia del virus A (H1N1). La letalidad fue similar a la de otros años, aproximadamente del 9 por ciento, pero el número de muertos es mayor porque hubo más casos graves", explicaron a este periódico fuentes de la Consejería.
Con todo, precisaron las citadas fuentes, no cabe pensar que el virus de la gripe causó sólo 16 muertes el pasado invierno. Como todos los años, el volumen de defunciones atribuible a la gripe de forma más o menos directa fue mucho más elevado. Es bien sabido que la epidemia gripal "ayuda a morir" cada año a una cifra apreciable de personas, generalmente de edad avanzada, que presentan un estado de salud delicado, a menudo debido a afecciones crónicas de origen respiratorio y cardiovascular. "Es absolutamente imposible controlar todos los casos de gripe", apostilla Sanidad
Este pasado invierno, como viene siendo habitual, la mayor incidencia se produjo entre menores de cinco años y fue más baja en los colectivos de edades superiores. Según la Consejería, de nuevo ha quedado demostrado que los inviernos en los que circula el virus pandémico aumenta el número de afectados "jóvenes", es decir, personas que, siendo adultas, aún no son encuadrables en el colectivo de mayores de 65 años. Eso explica, en algunos casos, que no estén vacunados. Tal vez explique también que el apreciable número de casos graves y de muertos en los que fue detectada la presencia del virus A. "Quizá otros años también había sucedido algo parecido, pero es posible que en las personas más mayores no se estudie con tanta meticulosidad si el virus está o no está", comentan los técnicos de la Consejería.
El 64 por ciento de los cuadros graves se dieron entre menores de 65 años, y un 48 por ciento entre personas de 25 a 64 años. "La mayoría de los afectados por un proceso gripal severo, concretamente el 64 por ciento, presentaba algún factor de riesgo, principalmente enfermedades cardiovasculares", señalan los especialistas. Sin embargo, "sólo el 11 por ciento constaban como vacunados", apostillaron.
Este último dato invita a la Consejería de Sanidad a insistir de nuevo en la necesidad de que se inmunicen los enfermos crónicos y los mayores de 65 años. "Está muy claro que estos colectivos están desaprovechando una buena oportunidad de evitar una enfermedad grave e incluso la muerte", enfatizan los técnicos sanitarios del Principado.
