El Filarmónica se llenó ayer de magia. Por los cuatro magos que se subieron al escenario para colaborar con una buena causa, ayudar a la financiación de la Fundación Ayuda a la Investigación del Daño Cerebral (Aindance), que persigue encontrar la cura a enfermedades que aún no la tienen como el alzhéimer o el parkinson, y por el numeroso público que aportó su granito de arena en esta gala especial.