"La clave" de que un sacerdote alcance los veinticinco o los cincuenta años de vida como presbítero se halla en "una persona, Jesús, que destila vida por todos los rincones de su pensamiento, de su Palabra, de su actuar, y de su vida entregada para colmar de plenitud al hombre". Son las palabras de un sacerdote asturiano, Manuel Antonio Díaz González, vicario de Avilés y de Occidente, que ayer cumplía precisamente sus bodas de oro sacerdotales y lo celebraba en el Seminario junto a otros trece curas de su "quinta" y a otros siete que recibieron la ordenación sacerdotal en 1991, es decir, hace 25 años, en su rango de plata.

Las palabras de Manuel Antonio Díaz las incorporó el arzobispo Jesús Sanz Montes en su homilía de ayer, durante la misa que presidió en la capilla mayor del Seminario y a la que asistió numeroso público, principalmente sacerdotes compañeros de los homenajeados, así como familiares de estos. Los 21 sacerdotes renovaron durante la misa las promesas sacerdotales que formularon el día de su ordenación.

El grupo del aniversario correspondiente a los que recibieron la ordenación sacerdotal en 1966 estaba compuesto por nueve sacerdotes pertenecientes a la diócesis: Federico Abad Martínez, Jesús Bayón Rodríguez, Alfredo Cueto Rodríguez, Manuel Antonio Díaz González, José Luis Fonseca Orviz, Plácido García García, Javier Gómez Cuesta, Celso González García y José Antonio Gutiérrez Macho; más un carmelita, Antonio Mingo Navarro, O. C. D.; un claretiano, José María Valdivieso Villa, C. M. F., y dos jesuitas, José Alonso Rodríguez, S. J. y Anselmo Rodríguez Secades, S. J. Los primeros se habían formado en el Seminario ovetense, mientras que los segundos realizaron sus estudios sacerdotes en las respectivas casas de formación de sus congregaciones.

En cuanto a los que cumplían los 25 años de sacerdocio, se contaban los diocesanos Andrés Fuentes Calero, Julián Francisco Herrojo Rodríguez, Florentino Hoyos Martínez, Luis Manuel Muiña Blanco y Francisco Javier Panizo Calvo. A ellos se sumaban el carmelita José Alberto Manso Santillán, O. C. D., y el dominico Enrique Manuel Sariego García, O. P.

En la referida homilía, el arzobispo Sanz Montes desglosó las etapas del sacerdocio, con su comienzo "en el Seminario y las primicias de un misacantano" (el cura que por primera vez dice la misa, tras ser ordenado); y que culminan "en la serena y humilde llegada a la tercera edad, tiempo de sabiduría". La misa de aniversario, que fue seguida por una comida en el Seminario, se celebró con motivo de la festividad de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote.