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EVARISTO ARCE | Escritor y periodista, presenta hoy su libro "Un perro llamado Rufo"

" 'Rufo' y Oviedo demostraron que el hombre es el mejor amigo del perro"

"Era la mascota de la ciudad, robusto, tranquilo y sociable; tuvo instinto para diferenciar a los buenos de los malos"

Evaristo Arce, ayer, con su libro, en LA NUEVA ESPAÑA. LUISMA MURIAS

Ángel FIDALGO

"Un perro llamado Rufo" (KRK Ediciones) es el título del último libro del escritor y periodista Evaristo Arce, que se presentará hoy, a las 19.30 horas, en el transcurso de un acto que se celebrará en la galería Murillo.

-¿Qué tenía "Rufo" para merecer un libro?

-"Rufo" y Oviedo demostraron que el hombre puede ser el mejor amigo del perro. De ahí la justificación de que se convirtiera en la mascota de la ciudad. Un caso como el de este animal, que abandonaron en lo que entonces era Galerías Preciados, y al que atendieron inicialmente un barrendero y una vendedora de cupón y que posteriormente llegó a establecer unos lazos de relación con la ciudad que son muy difíciles de explicar.

-¿Por qué?

-"Rufo" tenía unos elementos de convivencia con la ciudad increíbles; cómo acudía un día concreto a una casa a comer, cuando había fútbol en el Tartiere allí estaba, y además no se olvidaba de ninguna manifestación, a las que acudía puntualmente. Siempre me llamó la atención su historia.

-Era libre, robusto, tranquilo y sociable. A lo que todo hombre de bien aspira.

-Ésa es la gran lección que nos dejó el bueno de "Rufo". Y eso que tuvo momentos muy difíciles, en los que lo emborracharon y quisieron hacerle daño. Pero "Rufo" tenía un instinto muy desarrollado para diferenciar a los buenos de los malos. Demostró que el hombre puede ser el mejor amigo del perro.

-¿Quién le puso el nombre?

-No se sabe. La gente. Igual que un perro que acogimos cuando yo trabajaba en LA NUEVA ESPAÑA, al que le llamamos "Lin", en la época de Paco Arias de Velasco, que sólo tenía dos animadversiones: cuando venían los de las funerarias y a los policías municipales.

-Es una manera también de humanizar una sociedad, en este caso la ovetense, mostrando la sensibilidad hacia un perro vagabundo.

-"Rufo" ya es la mascota de Oviedo y tiene su monumento, dentro de poco tendrá una película y ahora un libro; modesto, pero lo tiene. Si las autoridades municipales tienen la sensibilidad suficiente se puede convertir en un icono de la ciudad. Es más, tiene más sentido "Rufo" que Mafalda, que no tiene ni una placa que explique por qué está en el Parque San Francisco.

-¿La fotografía con los miembros del primer Gobierno de Pedro de Silva fue su salto a la fama?

-Fue su salto a la fama, pero una de las personas que contribuyeron a su proyección fue el fotógrafo José Vélez, que tenía una gran sensibilidad para estas cosas. De hecho las primeras fotografías de "Rufo" las publicó LA NUEVA ESPAÑA firmadas por Vélez.

-Hablemos de las ilustraciones de Luis Repiso.

-Puso entusiasmo y talento en las diecisiete ilustraciones del libro. Fue un acierto.

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