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Serafín Marcos Costilla García | Radiólogo

"Si dispusiéramos de máquinas suficientes, triplicaríamos el número de resonancias"

"La neurología quizá sea el área más beneficiada por las nuevas técnicas diagnósticas; y las quirúrgicas todas, desde la cirugía del aparato digestivo hasta la neurocirugía"

Serafín Costilla, en Oviedo. Cristian Vázquez

Serafín Marcos Costilla García es leonés, de la localidad de Cuadros, donde nació en el año 1953. Estudió Medicina en la Universidad de Oviedo, se especializó en radiodiagnóstico en el Hospital General de Asturias, y a lo largo de 24 años (1982-2006) ejerció en León, primero en el Hospital General Princesa Sofía y más tarde, tras la fusión, en el Complejo Asistencial Universitario de León. Retornó a Asturias como profesor titular de la Facultad de Medicina y jefe de sección del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), en el que fue jefe de servicio durante tres años (2011-2014). El doctor Costilla acaba de ser nombrado director del área de coordinación de Ciencias de la Salud de la Universidad de Oviedo. Además, el próximo jueves ingresa como miembro correspondiente en la Real Academia de Medicina del Principado de Asturias, en un acto que se desarrollará a partir de las ocho de la tarde en Oviedo, en el salón de actos del Colegio de Médicos de Asturias. Su discurso de ingreso llevará por título "Del gris al color y del diagnóstico a la curación. Cuarenta años de radiología".

-¿Qué hitos de la radiología de los últimos 25 años considera más relevantes?

-Es evidente que en los últimos años del siglo pasado vivimos una revolución en la radiología con la incorporación de las técnicas seccionales aplicadas al diagnóstico médico. Las más impactantes son la tomografía computarizada (TAC), antaño llamada escáner, y la resonancia magnética (RM), y también la radiología intervencionista. Según el consenso de los expertos, el TAC y la resonancia están por delante de cualquier otra innovación terapéutica.

-¿Sobre qué especialidades médicas han tenido mayor incidencia?

-Estos avances han cambiado el diagnóstico de la mayor parte de las enfermedades. Las dos técnicas reflejan la anatomía con tal fidelidad, delimitando las diferentes estructuras, que hoy no se concibe realizar una intervención quirúrgica sin un estudio previo de imagen.

-Y eso ahorra otros procedimientos más cruentos.

-¡Y tanto! Algunas indicaciones quirúrgicas, como la laparotomía exploradora, que era una apertura quirúrgica de la cavidad abdominal ante un cuadro clínico poco definido, prácticamente han desaparecido. Por tanto, yo diría que ambas técnicas han cambiado la práctica del diagnóstico de la mayoría de las especialidades médicas y quirúrgicas.

-¿Y eso ha repercutido especialmente en...?

-Si tengo que seleccionar especialidades médicas, pondría en primer lugar la neurología. Y de las quirúrgicas prácticamente todas, desde la cirugía del aparato digestivo a la neurocirugía.

-Concretemos más. Cite dos o tres enfermedades en las que se hayan visto particularmente plasmados estos progresos.

-Imposible ser exhaustivo, pero podemos buscar algunos ejemplos paradigmáticos. Uno es el diagnóstico y seguimiento de las enfermedades desmielinizantes, tipo esclerosis múltiple: hay un antes y un después de la resonancia. Antes no existía modo alguno de ver las lesiones desmielinizantes. Otro ejemplo: el diagnóstico precoz del cáncer de mama no sería posible sin el desarrollo de la mamografía. El manejo, diagnóstico y seguimiento de todas las enfermedades oncológicas no sería posible sin la ayuda del TAC, y ahora del PET-TAC.

-¿Qué tipo de prueba diagnóstica está más en auge?

-Pienso que todas las realizadas con resonancia magnética. Si dispusiéramos de máquinas suficientes, duplicaríamos o triplicaríamos el número de exploraciones. En primer lugar, porque no utiliza radiaciones ionizantes; y, en segundo lugar, porque la información que suministra con las múltiples formas de obtener las imágenes supera con creces la información que obtenemos con el TAC.

-¿En función de qué criterios se recomienda hacer una resonancia o un TAC?

-Debemos tener siempre presente el criterio "alara", que preconiza que debemos utilizar aquella técnica que más información proporciona con la menor dosis de radiación posible. Pero debemos valorar también el coste y la disponibilidad de la técnica. Por razones de eficiencia, indicamos el TAC si la información que nos proporcionará es suficiente para dar respuesta al cuadro clínico que pretendemos estudiar. Además de ser una tecnología más disponible, las exploraciones con el TAC son mucho mas rápidas que las de la resonancia, y en situaciones de urgencia hacer un TAC es lo indicado en el estudio inicial de un ictus, traumatismos o pacientes postoperados.

-¿Quién interpreta mejor una resonancia de rodilla, un traumatólogo o un especialista en rayos?

-Es evidente que debe ser el radiólogo. Por definición e imperativo legal, el médico radiólogo es el especialista responsable de elegir la técnica radiológica indicada ante un cuadro clínico concreto, indicar el modo en que debe realizarse la exploración radiológica, verificar que se ha hecho correctamente y realizar el informe de los hallazgos.

-¿Y qué queda para el especialista que ha solicitado la prueba?

-Lo que he dicho no impide que especialistas como los traumatólogos sepan mucha radiología y puedan interpretar de forma excelente las imágenes de una resonancia de rodilla. Lo que sí es importantísimo es la buena comunicación entre los profesionales de cualquier especialidad y los radiólogos. Por esta razón deben existir equipos multidisciplinares en los que se integren los radiólogos, y a su vez los radiólogos deben especializarse para conocer en profundidad la patología que estudian.

-¿Se abusa de la petición de pruebas diagnósticas?

-Existen estudios que demuestran que mas del 30 por ciento de las exploraciones radiológicas que se realizan son inadecuadas, no conducen a establecer un diagnóstico o no cambian el manejo posterior del paciente. Además, en muchas exploraciones innecesarias se descubren pequeñas alteraciones incidentales que no tienen significado clínico, pero obligan a realizar otras pruebas que lo corroboren, con el consiguiente incremento del gasto y de las listas de espera.

-¿Hay un exceso de medicina defensiva?

-Me resulta muy difícil contestar a esta pregunta de forma taxativa. Es verdad que cualquier actuación médica debe estar justificada de acuerdo con la evidencia científica. Los datos nos dicen que se hacen más pruebas de las necesarias. En ello, seguramente influye la llamada medicina defensiva, pero hay que decir una cosa: es muy fácil decir que una exploración no estaba indicada cuando se ha realizado y fue negativa, pero es difícil tomar la decisión de no solicitarla, ante la angustia de un paciente o la presión asistencial. Y también es verdad que muchas exploraciones con resultados negativos descartan enfermedades, y alivian y tranquilizan al paciente y al médico.

-¿Sufre el paciente medio un exceso de radiación?

-Los nuevos equipos radian mucho menos que los que utilizábamos hace tan sólo cinco años, y los médicos solicitantes y los radiólogos estamos muy concienciados con el exceso de radiación. Pero es verdad que existen estudios que demuestran que la radiación que recibe la población general por exploraciones médicas se duplicó entre 1993 a 2008, y ello conlleva un riesgo acumulado de inducir cáncer. Por eso debe respetarse el principio de Justificación de las pruebas radiológicas. No debe realizarse una exploración si no es absolutamente necesaria y no existe otra alternativa disponible sin radiación. Además, debe invertirse en renovar los equipos antiguos, sobre todo TACs y equipos de radiología intervencionista, que son las actuaciones en las que más se radia a la población.

-¿Un gran sueño suyo en el ámbito del radiodiagnóstico a medio o largo plazo?

-Poder realizar las exploraciones correctamente indicadas, en tiempo y forma, sin demoras y con la tecnología adecuada al nivel asistencial correspondiente.

-¿Qué supone para usted el ingreso en la Real Academia?

-Por una parte, me enorgullece lo que interpreto como un reconocimiento a mi trayectoria por parte de una institución cuyos directivos son compañeros de generación y la mayoría han sido mis maestros. Por otra parte, representa un compromiso con la sociedad médica asturiana para seguir trabajando en favor la mejora de la asistencia sanitaria, tanto en la formación de nuevos profesionales como en la investigación y el desarrollo de nuevas técnicas y estrategias.

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