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Los cultivos del Paraíso

La lila regresa en primavera

Lilas en un jardín. Pelayo Fernández

Solía salir siempre un ratito a pasear con su hija. A medida que iban caminando ella le iba describiendo con todo lujo de detalles lo que iban encontrándose a su paso, cada lugar, cada persona, absolutamente todo. Él veía a través de los ojos de su hija. Los días de sol, cuando el calor apretaba, era habitual encontrarlos paseando en dirección a un pequeño parque. De camino pasaban delante de una casita con un patio hermoso, rodeado de un muro por encima del que asomaban arbustos de flor. Había una gran variedad de plantas, casi todo el año se veían flores. Antes de llegar, él la interrumpió y le dijo:

"Ya huele a primavera, seguro que por el muro asoman lilas". Efectivamente, la copa del lilo, plagadita de flor, perfumaba toda la calle.

Comúnmente conocido como lilar, lilo o lila, en el mundo de la botánica recibe un nombre un poco mas complejo: Syringa vulgaris, originario del sureste de Europa. En la actualidad podemos encontrarlo en casi todas partes, llenando de color y olor cualquier jardín del mundo, gracias a su dureza y robustez.

Los rayos del sol ayudan a que la planta florezca mucho mejor y en mayor cantidad, y a que el aroma de las flores sea infinitamente más intenso.

El terreno más adecuado para el crecimiento de este arbusto tiene que ser suelto, calcáreo, los suelos ácidos no son los más indicados. Si no tiene jardín no se preocupe, este arbusto puede cultivarse en maceta también. Eso sí, no espere a que alcance cinco metros, que hasta ahí podría llegar en el terreno.

Es muy resistente a la falta de agua, pero no por ello debemos descuidar el riego. Mantenerlo ligeramente húmedo es lo más indicado, sobre todo cuando las temperaturas son elevadas. Soporta el frío sin problema. Es más, la floración no es la misma si no pasa por un periodo de bajas temperaturas. De hoja caduca, pasa desapercibido durante el invierno, pero al llegar la primavera es cuando empieza a cobrar protagonismo. Sus perfumadas flores suelen ser de color violáceo. Esas son las más típicas, pero también podemos encontrarlas de color blanco. Cuando se van pasando las flores pueden ir eliminándose. Al llegar el invierno deben quitarse las ramas secas, y nada más, ya que si suprimimos más ramas la floración se puede ver reducida, ya que las flores salen en las ramas del año anterior.

La multiplicación de los lilares es facilísima, con un simple esqueje se consigue; una vez que brotan las ramas y éstas tienen unos quince centímetros es el momento de colocarlos en un sustrato arenoso, manteniéndolo húmedo constantemente. En cosa de dos meses, como mucho, estará enraizado. De una planta madre suelen brotar pequeños hijos que con el tiempo llegaran a ser ejemplares separados de la planta matriz. El acodo también es un buen método. Cualquiera de ellos resulta muy efectivo.

No es habitual que dé problemas, pero si observan unas manchas blanquecinas, un polvillo blanco, puede ser oidio, un hongo que se elimina muy fácil tratando con cobre o un macerado de cola de caballo. También puede presentar manchas oscuras en las hojas, lo más efectivo entonces es eliminar todas las ramas enfermas y tratar. La cochinilla es una plaga muy común que puede atacar al lilo. Pueden eliminarse de manera manual en la medida de lo posible, y tratando con agua jabonosa.

Los tiernos brotes y hojas son un manjar para las orugas, que ni cortas ni perezosas pueden llegar a devorar la planta.

Todos conocemos el uso del lilo en perfumería, su embriagador aroma esta muy cotizado en este mundo. En otros, como en el ámbito medicinal, no es tan popular, y eso que tiene propiedades capaces de ayudarnos a mejorar diferentes aspectos de nuestra salud. Es una pena su desconocimiento ya que puede ser un remedio para la fiebre y para el sistema digestivo. Un baño de infusión de flores de lila puede ser mano de santo para el reuma, sirve para tratar la ronquera, y problemas de garganta, y en el aparato respiratorio, pero sin duda el mejor uso es un buen ramo de lilas perfumando el hogar.

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