La ruta que desciende desde el Cristo del monte Naranco hasta la iglesia prerrománica de San Miguel de Lillo es uno de los itinerarios favoritos de los ciclistas de la ciudad aficionados a las rutas de montaña. Así hizo Andrés Fernández el pasado jueves. Coger la bici al salir del trabajo, que es el horario más habitual de los ciclistas, mientras que los caminantes y ganaderos que van a atender sus fincas suelen recorren la ruta por las mañanas. La gente que va a pie utiliza una pista de tierra, pero la zona está plagada de atajos en pendiente donde abundan las rodadas de bicicletas. ¿Es peligrosa? La respuesta en la que todos coinciden es que "el monte es el monte".

"Si los ves bajar, alucinas. Parece mentira que puedan ir por ahí a esa velocidad. Pero hay gente que sabe mucho, están acostumbrados. No vale para cualquiera, yo ando en bici y no estoy para bajar por ahí", explicaba ayer un caminante de la ruta.

Una de las zonas más escarpadas es la de la Fuente de los Pastores, justo donde unos ciclistas encontraron el cuerpo de Andrés Fernández Rodríguez, de 39 años. Los usuarios de la vía se paraban ayer en este punto intentando adivinar por dónde se había precipitado al joven. "No entiendo cómo no le dio tiempo a girar, aunque igual resbaló con alguna piedra", apuntaba otro senderista.

Al hilo del suceso surgieron también algunas quejas de los usuarios habituales. Dicen que la ruta no está bien señalizada para los ciclistas y que si no se conoce la zona, puede crear confusión. También para advertir a los caminantes de que pueden encontrarse de frente con bicicletas a gran velocidad.

El lugar donde encontraron el cuerpo de Andrés está casi al final de la ruta, cerca de la empinada cuesta, ya asfaltada, que conduce a San Miguel de Lillo. Para rescatar el cuerpo fue necesaria la intervención del 112 Asturias, precisamente por la complicación del terreno.