Amigos y familiares arroparon ayer en el templo de San Isidoro el Real a Julio Frutos Escotet, el hijo de la mujer fallecida el pasado jueves al incendiarse el colchón de su habitación, en un piso de Salesas. María Ángeles Escotet Álvarez tenía 98 años en los que destacó por ser una persona "amable y cariñosa", tal y como la describen sus allegados. Además de Julio -trabajador de una entidad bancaria en el calle Valentín Masip y exjugador del Real Oviedo- la difunta deja también a una hija con una discapacidad psíquica, Pilar, que estaba en la vivienda en el momento del incendio pero salvó la vida al ser rescatada por un vecino.

La investigación policial sobre las causas del incendio y la muerte de la mujer sigue abierta, a la espera de los resultados de la autopsia y las pruebas forenses practicadas. Una de las hipótesis que se baraja es que la mujer, reconocida fumadora, se hubiese sentido indispuesta tras encender un cigarro, que terminó incendiando el colchón de su habitación. Por suerte, la puerta del dormitorio estaba cerrada y el fuego no se propagó a otras estancias de la vivienda ni a las residencias colindantes, en el número 2 de la céntrica calle Nueve de mayo. También logró salir con vida del suceso la mujer encargada de cuidar de María Ángeles y su hija, Marlen Puedmag. Las dos supervivientes tuvieron que ser trasladadas en ambulancia al hospital por inhalación de humos, pero ya se encuentran bien.

Los asistentes al entierro se lamentaron ayer de la tragedia y de la "mala racha" que lleva Oviedo en el último mes y medio con el fuego, puesto que María Ángeles Escotet es la segunda víctima mortal en un incendio en pocas semanas. El incendio de Uría, 58 se llevó por delante la vida del bombero Eloy Palacio Alonso.

También ayer por la tarde fue incinerado en el intimidad familiar Andrés Fernández, el ciclista de 39 años que falleció en el monte Naranco, a la altura de la Fuente de los Pastores, cuando realizaba una ruta de montaña.