"La festividad del Martes de Campo demostró un año más que el monte Naranco y sus alrededores actúan como el gran pulmón natural de la ciudad, siendo literalmente tomado por millares de pandillas formadas por jóvenes quinceañeros. Desde poco después de las diez de la mañana, una interminable procesión de grupos de jóvenes fue accediendo, principalmente andando, a las laderas del monte, escapando en su mayoría de los concurridos parques públicos del casco".