El backstage de la sala principal del Auditorio estaba pintado ayer de otro color. Las autoras del cambio, nueve asturianas afectadas de cáncer de mama que decidieron dejar sus vergüenzas en casa para subirse a la pasarela y demostrar que la alegría, la esperanza y las ganas de vivir son la mejor medicina para luchar contra esta enfermedad. No hay espacio para lamentos, complejos y malas energías. Han venido a pasárselo bien y hacérselo pasar bien a todo el patio de butacas, lleno de familiares, amigos y compañeras de batalla que no están en su mejor momento. Y lo consiguieron. Las risas y las lágrimas, pero de emoción y alegría, se repartieron por los rostros de los asistentes a partes iguales.

"¿Enferma yo? Mira qué tipazo tengo en bikini". Decían entre risas varias de las protagonistas. "Aquí no nos importa exhibir cuerpos porque lo que exhibimos es una actitud de vida. Cuando escuchamos la palabra cáncer queremos ocultarla, no hablamos de ello porque parece contagioso. Aquí hacemos justo lo contrario, sacar el lado positivo de la enfermedad", afirma Conchi Vega. Es de Oviedo, tiene 56 años y hace cuatro años que le diagnosticaron cáncer de mama. Ahora, recuperada del todo, reconoce que no fue un camino de rosas. "Somos humanos, y es duro, sobre todo el tratamiento". Pero, a pesar de todo, nunca consiguió borrarle la sonrisa de la cara. Es la primera vez que participa en esta cita y solo piensa en que los nervios no le traicionen. Al igual que le pasa a la ovetense Anayka Braña. Tiene 39 años y hace uno que terminó con el tratamiento. "Estoy limpia, pero me falta la reconstrucción", dice. Se animó a participar en esta cita por una amiga de sus padres, también afectada de este cáncer y que ya había estado en otras ediciones. "Me costó porque con el cáncer tu cuerpo cambia, te sientes rara y te ves menos femenina. Pero luego pensé que era la mejor forma de romper estereotipos. La gente tiene una idea errónea del cáncer de mama y estas iniciativas ayudan mucho a cambiarla".

Blanca Prieto es de Ribadesella. Tiene 52 años y hace 13 que le diagnosticaron el cáncer. "Llevo tres años participando y, aunque pasas nervios, vale la pena. Es una alegría ver a la gente que te apoyó durante todo el proceso, que estuvo contigo, es emocionante. Esta enfermedad te exige rodearte de gente positiva. Aquí la vergüenza no existe, solo la alegría y las ganas de vivir. Y a nosotras nos sobran". Esmeralda Muñiz, ovetense de 55 años, se operó hace cuatro años, pero aún está en tratamiento. "Llevo participando desde el principio. Vi el cartel en la tienda de Marta pidiendo modelos y ni lo dudé. Quiero demostrar que detrás del cáncer hay vida y alegría. El cáncer puede ganarte alguna batalla, pero nosotras le ganamos la guerra", afirma.

Este es el cuarto año que Marta Pérez, propietaria de la tienda de corsetería Berta de Oviedo, en la que el 50% de los productos están pensados para afectadas de cáncer de mama, pone en marcha esta iniciativa solidaria, en colaboración con la Asociación Española Contra el Cáncer. Este año ha contado con la colaboración de Agustín Peluqueros y con los tocados de Mercedes "Miraytoca".