El presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Oviedo (FAVO), Emilio Peña (Mâcon, Francia, 1939) no ha parado quieto en toda su vida. Con 21 años ya fue presidente de la sociedad de festejos de un pueblo francés del pirineo que por entonces tenía más de 60.000 habitantes. Después se fue a la mili y le tocó defender a su país de nacimiento durante la guerra de Argelia. Al volver del conflicto, su empresa le trasladó a la zona de Normandía -trabajaba como ingeniero en la compañía petrolera Shell- y allí comenzó a involucrarse en el movimiento vecinal y sindical. Pero eso no es todo, Emilio Peña también fue presidente del club de fútbol de Salon-de-Provence (una localidad cercana a Marsella) y árbitro durante algo más de 15 años. Llegó a dirigir encuentros en la segunda división francesa, pero el trabajo no le permitió seguir ascendiendo, a pesar de que apuntaba maneras. Hace unos días acaba de ser nombrado presidente de la Confederación de Asociaciones Vecinales de Asturias (Cavastur).

-Ya era usted presidente de la FAVO y también de la asociación de vecinos de La Florida, ¿no tenía suficiente trabajo?

-Seguramente ya tenía demasiado que hacer con todo lo que hay en Oviedo como para dar un salto a nivel regional, pero se han dado unas circunstancias ante las que había que responder. El anterior presidente de Cavastur, Vicente Gutiérrez Solís, llevaba ya un montón de años y se quería retirar, pero no había nadie que quisiese sustituirlo. Había dos soluciones, o bien me presentaba yo o Cavastur corría el riesgo de desaparecer.

-Como usted mismo dice, Gutiérrez Solís llevaba muchos años al frente de Cavastur, ¿deja el listón muy alto?

-Vicente es una figura con un pasado impresionante a nivel de movimiento vecinal y asociativo. Se trata de una persona que se involucró totalmente en esta tarea y que cuenta con una experiencia envidiable, pero considero que no supo subirse al carro de las nuevas tecnologías y aprovecharlas para el bien de la confederación. Él no maneja los ordenadores y el móvil lo usa sólo para las llamadas, algo que hoy en día significa un handicap. Por poner un ejemplo, al haber tantas federaciones dentro de Cavastur es difícil ponerse de acuerdo para celebrar reuniones presenciales de manera habitual, pero con los ordenadores ya no existen distancias. Muchas federaciones de vecinos de toda Asturias se fueron desvinculando de Cavastur por este motivo, porque no había casi contacto.

-¿Cómo piensa hacer para recuperar esos contactos?

-Pues tenemos que llegar a esos colectivos cuanto antes. Por ejemplo, en Avilés o en Laviana hay federaciones vecinales, pero no están operativas en Cavastur. Una de nuestras tareas a corto plazo es recuperar el contacto con esas federaciones que se alejaron de Cavastur para que vuelvan a colaborar con nosotros y podamos tener mucha más fuerza. Actualmente tenemos doce federaciones en la confederación, pero el reto que nos fijamos para este mandato de dos años es duplicar ese número.

-¿Cree usted que el movimiento vecinal no tiene el peso que se merece en Asturias?

-El movimiento vecinal está ninguneado en Asturias. Las administraciones y los políticos no nos escuchan y por eso no nos entienden. No se dan cuenta de que somos un complemento a su trabajo, que estamos para apoyar, pero a veces piensan que estamos aquí para atacarles.

-Pero ustedes representan a muchas personas pertenecientes a asociaciones de toda la región.

-Pues ese es el problema. Otro de nuestros objetivos es empezar a mantener contactos con el Principado para solucionar este tema. Es que ni siquiera contamos con un local en condiciones para Cavastur, en la sede de Oviedo, un local que tenemos que pagar nosotros, no caben más de seis personas.

-¿Con qué otras aspiraciones llega usted al cargo?

-Cavastur necesita un cambio en cuanto a la gestión. Hasta ahora había una gestión vertical, es decir, el presidente decía algo y se hacía. Esto ahora va a cambiar. Van a existir seis áreas y cada una de ellas trabajará con la suficiente independencia. Además, dentro del área de la presidencia no estaré yo sólo, me acompañarán dos vicepresidentes para que las decisiones sean consensuadas (los vicepresidentes son Adrián Arias, de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Gijón, y Rocío Vega, del colectivo de Villaviciosa).

-¿Cavastur representa a cualquier asociación o es un ente que no se involucra en problemas de barrios?

-Por supuesto que estamos abiertos a todos para apoyar a los vecinos en cualquier problema, como si se trata de un bordillo que hay que arreglar. El mejor camino para llegar a nosotros es a través de las distintas federaciones, pero si no se pertenece a ninguna también estamos aquí para lo que sea.

-¿El cambio se produjo sin polémica?

-Claro, no hubo una revolución, ni un golpe de estado, ni nada parecido. A Gijón, Villaviciosa y Oviedo nos confiaron la elaboración de un proyecto que se debatió con el anterior presidente y que fue aprobado.

-En 2005 fundó usted la asociación de vecinos de La Florida y una década después le han nombrado presidente de la mayor parte de las federaciones de la región, ¿qué ofrece usted para que le elijan?

-Yo creo que una de las cosas es que no tengo pasado, que no tengo etiquetas de ningún tipo. En el año 2002 yo sólo conocía Lampaya, el pueblo de mi mujer, por lo que nadie me puede echar en cara nada. Además pienso que trabajo mucho y eso también se nota.