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Los vecinos quieren que se castigue a limpiar calles a quien no retire las heces del perro

Las asociaciones plantean un modelo como el propuesto por la alcaldesa de Madrid, que ofrece sustituir las multas por trabajos en favor de la comunidad

Ramón del Fresno. FERNANDO RODRÍGUEZ

La ciudad que tantas veces ha sido distinguida por su limpieza, la de las escobas de oro y de platino, no puede permitir que las cacas de perro le estropeen el currículum. Al menos eso es lo que piensan muchos de los integrantes de las asociaciones de vecinos del núcleo urbano del municipio, que exigen al Ayuntamiento "medidas urgentes" para acabar con la presencia de excrementos de animales en las calles de Oviedo. Los colectivos vecinales consideran que el problema se atajaría "endureciendo las sanciones" contra los dueños que no se hagan cargo de las deposiciones de sus perros y ven con buenos ojos el sistema que pretende consolidar en Madrid la alcaldesa Manuela Carmena, un modelo que permite sustituir las multas por trabajos de limpieza en la ciudad durante los fines de semana.

"Lo primero que hay que hacer es desarrollar campañas informativas para que los ciudadanos están al tanto de que se va a aplicar la normativa y después sancionar a aquellas personas que no la cumplan. Nunca fui partidario de las multas, pero no se puede permitir que las calles se llenen de suciedad por la irresponsabilidad de algunos dueños de animales y algo hay que hacer", asegura Emilio Peña, presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Asturias y recién nombrado presidente de la Confederación de Asociaciones Vecinales de Asturias (Cavastur). "Me parece una buena medida la de ofrecer que se sustituya la multa por trabajos de limpieza", sostiene Peña.

La ordenanza de convivencia ciudadana que está en vigor en Oviedo tipifica como falta leve el no recoger los excrementos de los perros. Según el texto, estas faltas "serán sancionadas con apercibimiento y en caso de persistencia o reincidencia con multa de 10 a 300 euros, salvo que el hecho constituya otra infracción más grave". Algo más grave sería eludir responsabilidades en el entorno de "monumentos, edificios catalogados o protegidos" y cuando la infracción se cometa "en espacios de concurrida afluencia de personas o frecuentados por menores". También se considera una falta grave reincidencia en infracciones leves. "Pero el problema es que no se aplica", denuncia Emilio Peña.

Juan García, presidente de la Asociación de Vecinos del Oviedo Antiguo, mantiene una línea similar en su discurso. "Es triste que haya que llegar al castigo para que algunos mantengan una actitud civilizada, pero parece ser que no queda otro remedio porque las calles están hechas un asco", asegura. García también "sería partidario" de aplicar en Oviedo un sistema similar al que se está poniendo en marcha en la capital de España. "Me parece que es mucho mejor castigar a los infractores a realizar trabajos para la comunidad que imponerles multas económicas, sobre todo en un momento en el que la economía de las familias no está como para tirar cohetes". Además, según sostiene el portavoz de los vecinos del Antiguo, "sería una buena forma de concienciar a los dueños de animales de la responsabilidad que tienen y seguro que si alguien tiene que ponerse a limpiar calles se lo piensa la próxima vez que no recoja los excrementos de su perro".

El presidente de la asociación que engloba a los vecinos de Buenavista, El Cristo, Llamaquique y Montecerrao, Ramón del Fresno, también está de acuerdo con endurecer las medidas para evitar que la ciudad se llene de cacas de perro. "Cualquier medida que se tome para acabar con este problema está bien. Yo soy propietario de un perro y he visto a mucha gente que no recoge los excrementos del suyo. Hay que exigir que se cumpla la normativa y no está mal que para ello se obligue a trabajar a los que no lo hacen, sobre todo si son reincidentes", subraya.

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