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Un "desierto de ruinas" a un paso de Uría

Los vecinos del único bloque de la calle de los Almacenes Industriales, en Ciudad Naranco, exigen el derribo de las naves abandonadas y una reordenación urbanística

La calle de los Almacenes Industriales, en Ciudad Naranco, es un cementerio del pasado productivo de un barrio a solo cinco minutos andando de la calle Uría. Muchas de las grandes naves que se construyeron en el año 1928 en el entorno de la cárcel Modelo -que tanto realce le dieron a la zona- son ahora blandengues esqueletos que dibujan un paisaje de desolación y ruinas. Los negocios que resisten se cuentan con los dedos de una mano. La mayoría son talleres de coches y no hay cafeterías, ni tiendas, ni nada por el estilo. En la calle sólo existe un edificio de reciente construcción, el resto son solares y naves con carteles que anuncian próximas promociones desde hace demasiados años. "Cuando compramos aquí nos vendieron que todo esto iba a convertirse en una zona residencial, que iban a levantarse más viviendas y que tendríamos una moderna avenida, pero once años después seguimos en un desierto en el que sólo se ven las ratas que salen de los solares abandonados", denuncia Javier Feito.

La crisis del ladrillo fue la que provocó la actual situación. "Aquí estaban previstos cinco bloques de edificios y hasta el momento sólo hay uno. El resto se paralizaron cuando las cosas se empezaron a poner feas", asegura Fernando Penín, que es asesor inmobiliario y reside en la calle de los Almacenes Industriales. "La mayoría de los solares son de las constructoras, pero el Ayuntamiento tendría que obligar a los propietarios a derribar las ruinas para que esto no siga decayendo", recalca Penín. Además, según sostiene Penín, "tampoco estaría de más que los responsables municipales adecentasen las aceras y aumentaran la limpieza por esta zona porque lo tienen abandonado".

Los vecinos del entorno de la calle sostienen que los antiguos almacenes se han convertido en espacios en los que algunos indigentes buscan un techo para pasar la noche, si es que aún resiste. "Entran personas para dormir y los chavales a hacer lo que les viene en gana. Lo peor no es eso, lo más peligroso es que les ocurra algo entre tantos hierros y muros en mal estado o que se provoque un incendio de consecuencias graves", subraya Arturo Feito, el padre de Javier Feito, que lleva viviendo en el único edificio de la calle desde hace once años. "Mirad, mirad, hasta hay butrones en los muros de las vías del tren para acceder a las naves. La gente entra a intentar llevarse todo lo que puede", explica mientras señala desde la terraza del su vivienda, en el séptimo piso.

Como bien señala Feito, no es la primera vez que se genera un fuego en el interior de alguno de los inmuebles abandonados. Sin ir más lejos, el último tuvo lugar el domingo. Las llamas se iniciaron en lo que era la antigua oficina de una empresa, en la primera planta de una nave, en las cercanías del número 8. No hubo que lamentar heridos ni otros daños materiales, pero los vecinos aún siguen que echan humo. "Es normal que ocurran estas cosas porque aquí está todo abandonado. La zona lleva mucho tiempo en este estado y es necesario que los que sean los responsables actúen cuanto antes para solucionarlo", asegura Javier Sierra. En su opinión, "esta parte de Oviedo es como si no formase parte de la ciudad estando casi en el centro, está todo en ruinas cuando debería de ser una zona de expansión y de modernidad".

La profesora Guadalupe Perea también vive en el único bloque de viviendas que hay en Almacenes Industriales y asegura que todo lo que la llevó a comprar allí se ha quedado en agua de borrajas. "Como suele decirse, del dicho al hecho hay un trecho, y en este caso ese trecho es bastante grande. Íbamos a venir a vivir a un barrio casi modélico y mira cómo estamos. Encima, las viviendas que compramos fueron caras y están construidas con materiales de muy mala calidad", explica. Aunque Perea asegura que el Ayuntamiento no tiene la culpa de los daños que ha provocado "la crisis del ladrillo", sí considera que los responsables municipales "deberían de obligar a los dueños de las naves que se encuentran en mal estado a que las derriben cuanto antes para que se pueda avanzar algo".

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