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MANOLITA GARCÍA ÁLVAREZ

"Cuando me casé no sabía guisar, aprendí con el libro de María Luisa García"

Manolita, vecina de Lazana, en Las Regueras, hace teatro y manualidades, y también camina cuando tiene tiempo

Realizando el bizcocho.

Manolita García Álvarez lleva casi toda su vida viviendo en Las Regueras, a donde se trasladó desde su localidad natal, Sama de Grado, tras casarse con Arturo Suárez Tamargo. Juvenil, con un sentido del humor envidiable , es una de las vecinas más queridas de la zona, y no es de extrañar porque simpatía y ganas de hacer cosas, no le faltan. "Recuerdo que cuando me casé no sabía hacer nada en la cocina. Al contrario o de mi hermana, a mi no me gustaba ni gota. Total, que me compré el libro de recetas de María Luisa García, no quedaba otro remedio, y a base de probar le cogí gusto. Ahora según dicen mis fíos, todo lo hago bien, desde una fabada, pote, cualquier tipo de asado, vamos, de todo", señala mientras va mezclando en un bol los ingredientes de la receta de hoy, que es de su invención.

Manolita es conocida por el pan tan rico que elabora, una de sus especialidades. "En mi casa mi güela siempre amasaba con agua. Un día en una de mis visitas a mi cuñada Amparo, que cocinaba de vicio, le pregunté sobre el pan, y desde entonces y como ella yo lo hago, en vez de con agua, con leche. Los mis fíos toda la vida se acordarán de las natillas de Amparo", añade.

El bizcocho lo hizo mucho tiempo para sus dos hijos, sobre todo para el mayor, que aunque vive en Oviedo, en cuanto tiene un momento de volver al pueblo, lo hace. Su hija vive en otra casa, muy cerca de la de ella. " A mi hijo le encanta esto. La naturaleza, salir a correr por aquí, es un hombre que se cuida mucho, muy deportista, y este bizcocho le encanta. Además, como está hecho con maíz y con almendra, es apto para celiacos. Está muy rico y es muy fácil de hacer. No tiene ciencia alguna", recuerda ella mientras coloca el papel de aluminio en el interior del molde. "Lo hago así porque no me gusta nada untar la mantequilla por dentro, es un truquillo mío", matiza.

Guarda como oro en paño su coche, un Citroën dos caballos rojo que se compró hace unos 32 años "por necesidad. Tampoco me gustaba conducir, pero al final aquí necesitas coche para todo", dice. Aunque tocado por los años, sigue funcionando. Con todo lo que ha trabajado en la vida Manolita sigue siendo una persona activa y lleva de motivaciones. Forma parte del grupo de teatro terapéutico Las Regueranas, realiza manualidades, como unos preciosos platos de duralex decorados decorados por ella, pues acude a clase en Bolgues, y un día si y otro también sale a caminar sus cinco o seis kilómetros por Las Regueras en compañía de Marilé, una de sus mejores amigas.

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