Daniel Villanueva Lorenzana (Oviedo, 1972) está al frente de la ONG de la Compañía de Jesús, Entreculturas. La semana pasada compartió con sus antiguos compañeros de colegio, en el San Ignacio de Oviedo, un reencuentro en el que reafirmó su vocación jesuita. Ingresó en la orden en 1996 y hace un par de años asumió la dirección de la organización desde que la Compañía despliega su labor social y más solidaria.
-¿En qué nuevos proyectos está inmersa la organización que dirige?
-Somos la organización de cooperación internacional de los jesuitas en España y lo que hacemos es vincular a las personas en dos grandes redes, en educación en emergencia y en educación en desarrollo. Estamos trabajando en dar respuesta a la crisis de refugiados de Siria, en el Líbano. Además, vinculamos a colegios y ex alumnos de los jesuitas a esas dinámicas. Igual que trabajamos en educación en España lo hacemos en las fronteras más vulnerables del planeta. Entendemos que todos somos parte de la misma red educativa y nuestro sueño es transformar el mundo a través de la educación.
-¿Qué implantación tienen?
-Estamos trabajando en más de sesenta países distintos. También lo hacemos en España con más de setecientos centros educativos. Justicia, solidaridad y ciudadanía global son los grandes temas en los que trabaja Entreculturas. La organización tiene veintisiete oficinas y seiscientos voluntarios en toda España. En España los jesuitas tenemos sesenta y nueve centros de enseñanza pero llegamos a muchos más.
-¿Cómo comenzó su trabajo en el Líbano, con los refugiados sirios?
-Entreculturas trabaja en alianza con organizaciones que están sobre el terreno. En el Líbano está funcionando una escuela infantil. En lo que concierne a los refugiados, está en marcha Hospitalidad.es, una campaña que ha lanzado conjuntamente todo el sector social de la comunidad jesuita, para promover como respuesta a la crisis actual una cultura de inclusión. Es lo que llamamos una campaña híbrida, trabajamos con la población en el lugar de origen, en tránsito y en la acogida, como hace el hogar San José de Gijón.
-¿Cuándo se constituye Entreculturas? ¿Y cómo ha cambiado la situación de la educación en el mundo en ese tiempo?
-Entreculturas nace en el año 2000, como parte de la red Fe y Alegría a nivel internacional. En los últimos 15 años las cosas han mejorado y se han acercado muchísimo a los objetivos del milenio. Estamos contentos por ello, pero aún falta muchísimo. No hay derecho a que, ni un solo día, haya un niño o una niña sin escuela. Hemos puesto el foco de atención en varios sitios: uno hacia las zonas de conflicto, donde sí está creciendo el número de niños que no pueden asistir a clases; en el género, para asegurarnos de que niñas adolescentes puedan continuar su educación; y el otro gran tema en el que trabajamos es la calidad educativa.
-¿Dónde está volcando su esfuerzo Entreculturas?
-La mayor intensidad está puesta en el entorno de Siria, por el volumen y la gravedad de la situación, y el otro Haití donde Fe y Alegría está moviendo una red de diecinueve escuelas. Pero nuestra prioridad es África: el Chad, Madagascar y Congo.
-¿Cuál ha sido su mayor éxito en estos años?
-El mayor éxito tiene que ver con el trabajo de Fe y Alegría que lleva activa sesenta años, y reside en el desarrollo de los programas de educación multianuales, de formación para el trabajo con tecnología y de capacitación para profesores, que gestionamos desde España, con la Agencia Española de Cooperación.
