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Baudilio Arce

La tecnología da la mano a la tradición

El centro organiza videoconferencias con colegios europeos y anima a los niños a redactar blogs, mientras estrena óperas propias y fomenta el amor por la lectura

Aula de nuevas tecnologías.

Sin moverse de su pupitre del colegio Baudilio Arce, Lucía Miranda da los buenos días a un grupo de niños que están a más de 2.700 kilómetros de distancia. Son las diez de la mañana y toca hacer una videoconferencia con Polonia. La actividad forma parte del programa bilingüe de este centro educativo del barrio de Buenavista -entre las calles Guillermo Estrada y Hermanos Menéndez Pidal- que hace hincapié en el uso de la tecnología con el objetivo de preparar a sus 440 alumnos para un futuro lleno de tabletas digitales, ordenadores, móviles y realidad virtual. Lucía, de 9 años, se conecta sin problemas con sus amigos europeos a través de skype bajo la supervisión de Belén Castaño. "El colegio polaco es un socio del programa de prácticas docentes Comenius y aprovechamos para hablar con él una vez al mes", explica la profesora.

El colegio se inauguró en 1978 y debe su nombre al pedagogo Baudilio Arce, a quien el Ayuntamiento y el Ministerio de Educación rindieron entonces homenaje a título póstumo. El centro ha sabido adaptarse a las nuevas necesidades de los estudiantes y sus familias, con los que está en contacto permanente gracias a su página web, sus blogs o su cuenta de twitter. Así, tanto el profesorado como los alumnos publican en internet varios diarios escolares: "Los primeros del Arce", "Hoja 56" o "Eco Arce", entre otros.

Pero allí la tradición sigue siendo importante. Las dos óperas infantiles de producción propia que el colegio estrenará el jueves en el salón de actos son un buen ejemplo. Miguel Pérez y Mencía Félix, de 11 años, se encargan de las relaciones con los medios, es decir, son los responsables de publicitar las funciones. Y es que el colegio participa en el proyecto LOVA (La Ópera como Vehículo de Aprendizaje); una iniciativa del Teatro Real de Madrid que cuenta con el apoyo de la Consejería asturiana de Educación. Los críos se convierten en actores, músicos, escenógrafos, documentalistas y relaciones públicas. Llevan dos años preparando las óperas y empiezan a sentir nervios por la inminencia del debut. Miguel representa a la compañía "Las hormigas", que pondrá en escena: "Todo el mundo necesita saber decir no". Explica que su clase ha trabajado sobre el concepto de la asertividad y que la moraleja de la función es que "no hay que dejarse influenciar". En este caso, es la historia de un niño que se niega a hacer grafitis. Mencía representa a la compañía "Peluso" y cuenta el argumento de "Enjaulados", que versa sobre la competitividad. "La protagonista en una chica a la que su madre presiona para sacar las mejores notas. Lo que le sucederá después demuestra que no se debe forzar a las personas, sino dejar que desarrollen sus capacidades por ellas mismas, sin presiones y con mucha empatía".

La biblioteca es otro ejemplo de que lo tradicional funciona. Es el corazón del colegio y el lugar por el que todos pasan. Abre durante la jornada escolar y la atiende personal del centro con la ayuda de chavales de los últimos cursos de Primaria que se van turnando. Además, la AMPA (Asociación de Madres y Padres) se ocupa de ella 16 a 18 horas.

A medio camino entre la literatura y las nuevas tecnologías está la pequeña Noa Labastida, de 9 años, al haber ganado el certamen de colegios de la Comunidad Iberoamericana de Naciones con motivo del Día Mundial de Internet y en el los participantes debían reflexionar sobre "Cómo mejorar tu privacidad en la red". La niña convenció al jurado con el relato "Problemas en el ordenador", en el que un duende llamado "Electro" es el encargado de vigilar y proteger los datos de una computadora. La cría, que recogió su premio en el Senado (una videoconsola y una tableta digital) quiere ser profesora y admite que le gusta escribir. "Eso sí, el nombre del duende se le ocurrió a mi compañero Jaime Argüelles", dice.

La lealtad y el compañerismo tampoco pasan de moda en el Baudilio Arce.

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