Entre sus antiguos compañeros del instituto Doctor Fleming, Antonio Luis López Infiesta es recordado como "una persona honrada", "jovial y muy tratable". El antiguo profesor, que dirigió el centro durante un par de años, justo antes de su jubilación, falleció el pasado domingo en Oviedo a los 93 años y ayer fue despedido serenamente por su familia y sus allegados, con una misa de funeral en la iglesia de Santa María La Real de La Corte. La misa fue oficiada por su párroco, José Ramón Garcés, que de "la larga vida" del fallecido destacó su faceta docente. "Dedico su vida a una de las profesiones mas dignas: la enseñanza", afirmó durante su homilía.

López Infiesta recibió el título de ingeniero técnico en Electricidad en el año 1974 y en septiembre de 1979 ya estaba dando clases como interino en el instituto ovetense, que por entonces era Escuela de Maestría Industrial.

Cuenta uno de los profesores que coincidió con él en el Fleming que era un hombre "convencido de sus ideas socialistas, en las que veía el motor para trabajar en positivo por la sociedad". "Cuando fue director, inició el curso con una misa, dando muestras de su amplitud de miras y de su respeto por todas las opiniones", refiere.

Otra de las personas con las que trabajó lo describe como "simpático, muy hablador y abierto con la gente, muy atento". "Era agradable en el trato y se estaba a gusto con él", sintetiza, en definitiva.

López Infiesta empezó a enseñar Tecnología Eléctrica en el centro que hoy se conoce como Doctor Fleming cuando éste dependía del patronato de promoción de la Formación Profesional. Primero fue Escuela de Maestría Industrial, luego Politécnico y finalmente pasó a depender del Ministerio de Educación y luego de la Consejería de Educación como instituto de Enseñanza Secundaria. López Infiesta fue testigo y protagonista de esa evolución. Toda su vida docente transcurrió en el centro. Fue nombrado director en julio del 1986 y cesó en 1988, cuando le llegó la edad de la jubilación. López Infiesta, viudo de Dolores Álvarez Cabal, tuvo ocho hijos y otros tantos nietos. A ellos se dirigió el sacerdote cuando ayer, durante el funeral, dijo que "cuando muere un padre pasamos una pagina importante en el libro de nuestra vida". La desaparición de los progenitores es, según Garcés, "uno de los acontecimientos que mas nos entristecen".