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TANIA PADILLA | Ganadora del I Premio "Logroño" de novela para jóvenes escritores por su libro "Un secuestro raro"

"La novela debe entretener, la reflexión viene luego"

"Hago una crítica a los que se creen importantes, a los bobos que manejan los hilos"

"La novela debe entretener, la reflexión viene luego"

Cuando Tania Padilla (Córdoba, 1985) realizó el primer boceto de su novela "Un secuestro raro", con la que se ha alzado como vencedora de la primera edición del premio "Logroño" de novela para jóvenes escritores, no se podía imaginar que todo lo que había montado en su cabeza se haría realidad. En su libro habla de corrupción, del nacimiento de nuevas fuerzas políticas de centro y de izquierdas, de unas elecciones y de una lucha por la titularidad de la Mezquita de Córdoba. "Todo muy actual, pero la historia surgió hace 12 años, en época de bonanza", reconoce la joven. Publicó su primera novela en 2013, pero a pesar del éxito de su literatura, "ni me planteo llegar a vivir de esto". La escritora compagina esta faceta con la preparación de su doctorado en literatura española.

-Con esta novela demuestra que puede ganarse la vida como visionaria.

-(Risas) Se me ocurrió el tema en 2004, cuando estaba disfrutando de una beca en la Fundación Antonio Gala, pero la metí en un cajón. Cuando llegó la crisis me empezó el "runrún" en la cabeza y hace dos años, decidí darle vida.

-Habla de temas muy serios, pero desde el humor.

-No me apetecía hacer una novela seria. Por eso, aunque aparecen asuntos como la corrupción política y el yihadismo, no es un reflejo de la realidad. Es una caricatura, una sátira. Una historia de aventuras, rocambolesca, protagonizada por personajes bobos que, en el fondo, nos representan a todos.

-¿Qué busca en el lector?

-Que simpatice con los personajes, con eso seres tontos y, como si fuera el callejón de los espejos de Valle-Inclán, que encuentre sus similitudes con ellos.

-¿Es un retrato de la clase política actual?

-Sin duda, pero son los propios personajes los que se describen a sí mismo. La narradora es una mera espectadora, una apuntadora de teatro. Es un libro de diálogos. Así surgen esos bobos, que son los que nos manejan, los que mueven los hilos. Hay una crítica a las personas que se creen importantes, da igual que sean derechas o izquierdas.

-Se ha dicho que es una novela muy pro Podemos.

-Y que es anticlerical, y machista, y justo lo contrario, de derechas, feminista y pro iglesia. También que era nihilista, que parece que nada vale. Pero no es nada de eso. Hablo de cosas que he vivido de cerca, tanto el 15M, como la formación de los nuevos partidos, como la corrupción política; por eso dicen que es una novela de juventud. Claro, es joven y canalla, pero porque tengo la edad para poder permitirme esas cosas.

-Pero, ¿quiere lanzar algún mensaje político?

-Para nada, la política no me quita el sueño. Yo hago literatura, y creo en la literatura de compromiso, pero una novela tiene que entretener y a partir de ahí hacer reflexión. Yo tenía claro que la sátira era el único enfoque posible. Con la risa se conecta más con todo tipo de público y al final se hace una reflexión más seria. Y te permite tomarte licencias para jugar y burlarte de todo.

-Es de la generación de internet. ¿Lo ve como soporte de futuro?

-Yo soy defensora del papel, creo que su futuro es muy largo. De hecho las ventas están aumentando. Los inventos que hace la red son para no lectores. A mí internet me interesa como concepto. Saber que la información está ahí, en ese "macrotexto" del que hablan los filólogos. Pero soy partidaria de estructura clásica de novela, que cuente una historia, enriquecida con elementos, pero una historia con una introducción, un nudo y un desenlace.

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