Amador García Álvarez le saca partido a cada minuto de su vida aún con más pasión, si cabe, desde que se prejubiló del sector de la banca, en el que trabajó 32 años tras haberse licenciado en Economía de la Empresa. Es un hombre positivo y optimista que disfruta de las cosas sencillas de cada día como pasear, leer, cocinar, estar con su familia y con los amigos, cultivar su huerta, viajar y, sobre todo, compartirlo sus experiencias con la gente a la que quiere y forma parte de su vida.

Nacido en Riosa, donde afirma con emoción que allí es donde conoció " a la que es mi mujer desde hace 44 años y madre de mis dos hijos", añade entre risas que "yo soy más de pueblo que las amapolas. A mi el pueblo, la zona rural, me gusta muchísimo. La ciudad está muy bien, pero la calidad de vida que tenemos en Latores no es comparable. Latores es la paz para mi, da gusto vivir aquí, es un pueblo lleno de gente encantadora que desde el primer momento nos acogió con los brazos abiertos. Nos ayudaron mucho cuando empezamos con la casa", recuerda.

No tiene menos halagos para Oviedo, a la que define como "el centro del paraíso. Oviedo es una ciudad acogedora, con gran interés histórico, con mucha actividad cultural. Uno de mis sitios favoritos es la acera de la calle San Francisco junto a donde antaño estuvo la Universidad, que se fundó hace casi 500 años. Mi segundo lugar favorito es la catedral, soy incapaz de pasar frente a ella y no pararme a contemplarla. La zona peatonal, el casco antiguo incluso pasear los barrios, lo cierto es que a mi de Oviedo me gusta todo", dice mientras termina de freír las patatas.

Entre sus aficiones están la lectura, caminar y viajar. "Me interesa todo libro que cuente una buena historia. También me gusta mucho leer el periódico. De hecho mi periódico favorito, el que no falta un día en mi casa, es LA NUEVA ESPAÑA. En cuanto a caminar, hago recorridos de una a cuatro horas, depende del día".

Actualmente está realizando el Camino Francés, por etapas, con la Asociación Astur-Leonesa de Amigos del Camino de Santiago. La última etapa llegaron a Puertomarín, apenas a dos etapas de llegar a Santiago. "Recomiendo a todo el mundo que hagan el Camino, es una experiencia inolvidable y conoces gente del mundo entero. Es muy interesante". En cuanto a su afición a la cocina, desde aquel día que hizo una tortilla española de diez siguiendo la receta que encontró en un libro, le cogió gusto a los fogones y en más de una ocasión cocina con placer para la familia y los amigos. La receta de hoy la aprendió de su madre, Lucita. "Mi madre es una cocinera estupenda. Es un plato fácil de preparar, barato y que resulta muy sabroso. Animaros los lectores a hacerlo y a disfrutarlo", señala.