Los efectivos del Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento (SEIS) recomendaron ayer el precinto de una vivienda en la calle Puerto de Tarna, en el barrio de Teatinos, por cuestiones de seguridad y salubridad. El informe fue emitido a raíz de una intervención por un incendio en el que la propietaria de la vivienda resultó herida por inhalación de humos y tuvo que ser trasladada al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). Cuando los bomberos y la Policía Local llegaron al lugar del suceso alertados por los vecinos se encontraron con que en el piso no solo se había declarado un incendio, sino que su interior era un auténtico caos, con acumulaciones de suciedad e incompatible con unas condiciones mínimas de habitabilidad.

La centralita del 092 de la Policía Local recibió una llamada de un vecino a las ocho y media de la mañana alertando de que en una vivienda ubicada en la planta baja estaba saliendo humo. Para atender el suceso movilizaron patrullas de la Policía Local y dotaciones de bomberos. En principio, el incendio no revestía gravedad, de hecho no llegaron a detectar el foco aunque trataron de avivarlo para averiguar qué era lo que estaba produciendo el humo. Una de las hipótesis que barajan es una colilla mal apagada entre la basura. En cualquier caso, los trabajadores municipales emitieron un informe recomendando el precinto de la vivienda, y dieron traslado de sus conclusiones a los Servicios Sociales y también al juzgado de instrucción en funciones de guardia.

Los trabajadores municipales que entraron en la vivienda expresaron su asombro por la situación y por el hecho de que dos personas pudieran residir en un inmueble en semejantes circunstancias.

Según informaron a LA NUEVA ESPAÑA diversas fuentes municipales, la vivienda es propiedad de la mujer hospitalizada, con iniciales M. L. I. I. F. y de 72 años, y en ella reside también su hijo, con iniciales L. A. M. I., de 50 años y con principios de alzhéimer, que resultó ileso en el incendio. Además, la familia tiene abierto un expediente en los Servicios Sociales municipales desde el año 2000.

Finalmente, se hizo cargo de la situación un joven de 19 años, que resultó ser el hijo del ocupante de la vivienda y el nieto de la propietaria, que al cierre de esta edición continuaba ingresada en el hospital. El chico, que no vive allí, cerró la vivienda, que, en principio, no volverá a ser habitada.