La apuesta por los grafitis para modernizar el aspecto de Oviedo tiene su origen en el anterior mandato de Agustín Iglesias Caunedo (PP). El exalcalde popular, hoy líder de la oposición, ya favoreció la realización de murales en edificios e inmuebles públicos. Durante su etapa en la Alcaldía, Caunedo llegó a "acuerdos" con distintos grafiteros para decorar espacios en zonas como la de Pando o en puntos de la senda de Fuso de la Reina, en una antigua estación que fue decorada con osos y animales. Los acuerdos recogían un "compromiso" por parte del autor de respetar los edificios.

La línea de trabajo del anterior gobierno local respecto a los murales incluía, además, una serie de medidas para impedir que se realizaran obras fuera de la ley y que artistas no autorizados estamparan sus pintadas en las paredes. Por eso, una de las medidas tomadas por el exalcalde fue impulsar un mayor control policial para identificar a las personas que realizaban trabajos sin permiso.

Otra de las líneas de actuación tuvieron que ver con la limpieza de las paredes. Antes de perder la Alcaldía, el gobierno de Caunedo estaba negociando contratos con empresas para asegurar la limpieza y el mantenimiento de distintas paredes de la ciudad que amanecían con pintadas y que causaban malestar entre los vecinos, especialmente en zonas como la del Antiguo.

El plan para cambiar la imagen de la ciudad pensado por Caunedo preveía, también, el impulso de otras medidas como pintar mensajes positivos en distintos pasos de cebra de la ciudad, como ya ocurre en Madrid,