La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

¿Cómo deberían cuidarse quienes cuidan?

La tarea de estar pendiente de - otro conlleva altas dosis de ética

Con la llegada de las vacaciones, pienso en quienes cuidan de un familiar y sobre todo en ese cuidador principal, que mayoritariamente tiene género femenino y número singular, aunque también haya varones que ejercen esas tareas.

La atención prolongada conlleva desgaste físico, emocional, psíquico y cierto aislamiento social. Es la llamada "carga" del cuidador. Cuidar implica tres dimensiones: hacerse cargo de esa realidad (entenderla); "encargarse" de ella (aspecto práctico) y "cargar" con ella (aspecto ético). Destaco las tres para enfatizar el valor del cuidar, pues remiten a un alto grado de humanidad en los niveles intelectual, práctico y ético. En una sociedad de la eficiencia , individualista, utilitarista y de la inmediatez, tal vez se ha relegado el papel del cuidado a una categoría menor.

Reclamo una ética del cuidar. Frente a la lógica de la eficacia se debe instalar una lógica del acompañar, "estar con", cuidar, que, al quintaesenciarse, se destila en consolar. Reivindico el velar y atender a las personas cuidadoras, con medios y recursos para ello, y a nivel personal, instruyendo y apoyando su autocuidado. Me fijaré en el autocuidado en cinco apartados.

Salud física: Vigile la alimentación, sueño y descanso. Prevenga el agotamiento, poniéndose en manos del médico de familia. Lema: déjese cuidar

Salud emocional y psíquica: Ponga límites a la cantidad de cuidado que puede proporcionar. No siempre se "puede con todo". Acepte las propias fronteras: usted no es omnipotente. Realice actividades de su gusto: leer, pasear, oír música, conversar. Reserve espacios y tiempos para usted. Lema: "destense el arco": si está siempre tirante, se romperá.

Relaciones sociales: Mantenga y promueva relaciones interpersonales positivas: se "oxigenará" y protegerá su estado de ánimo. Quizá al cuidar han cambiado cosas en su vida, pero no puede dejar de vivirla sanamente. Los amigos son imprescindibles: "Nos encontramos para bromear, para hablar. Los amigos nos enseñan a cortejar la vida" (R. Crovi). Pida ayuda a los amigos y déjese acompañar.

Trato hacia sí mismo: Pida apoyo: no es debilidad, sino sensatez. Acepte que otras personas pueden cuidar, aunque lo hagan de manera distinta: es una forma de "des-cargarse". Sea compasivo consigo mismo: perdónese sus errores sin culpabilizarse. Ser responsable no es ser pluscuamperfecto. Lema: trátese con cariño, al menos tanto como le gustaría recibir de los demás.

Trato con el familiar: Fomente su autonomía (que haga cuanto sea capaz de hacer): ello le aliviará a usted y generará saludable autoestima en él. Promueva una comunicación distendida, verbal y no verbal (ésta "desvela" muestras actitudes). Atribuya a la enfermedad y no a "mala uva" los comportamientos incómodos de su familiar. Riegue abundantemente el sentido del humor en la convivencia: les ayudará a los dos. No tema reírse de las "meteduras de pata" de ambos. Busque la parte lúdica y simpática del cuidado.

Teléfono de la Esperanza: 985225540

Compartir el artículo

stats