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Pedro López Díaz | Presidente del colegio de Fisioterapeutas

"Tuve buenas ofertas de trabajo fuera y nunca quise irme de Oviedo"

"A los 18 años ingresé en la tuna y pasé una temporada en Miami, actuando en un restaurante español; aquélla fue una época gloriosa"

Pedro López, en el Fontán. irma collín

Pedro López Díaz es ovetense de pura cepa. Además ejerce de ello por absoluto convencimiento. Es de los que se ha quedado en la ciudad, tras haber tenido la oportunidad de volar bastante lejos, con ofertas tentadoras. Al final Oviedo pudo más. Y aquí sigue ligado a la ciudad, la familia, los amigos y las miles de actividades que desarrolla a lo largo de la semana. Desde 2014 es presidente del colegio de Fisioterapeutas del Principado de Asturias. También forma parte de la directiva de la Hermandad de los Estudiantes; ha sido tuno y ha formado parte de un grupo musical. Por si fuera poco, también cocina.

El niño que se crió jugando en Prado Picón . "Toda mi infancia viví en Prado Picón, en la calle que va camino del Seminario. Más adelante me mudé a González Besada, y tras haber abandonado el barrio por una temporada, ahora vivo en la calle Pérez de Ayala. Así que queda claro de qué zona de Oviedo soy. Realmente es la parte de la ciudad que más me gusta, con todas las ventajas de vivir en el centro, pero sin las molestias de estar en un área más concurrida. Tuve una infancia súper feliz jugando en Prado Picón y en el entorno. Lo pasábamos realmente bien en aquellos tiempos".

De las Ursulinas a los Maristas. "Nací en 1974, así que tengo 42 años. Estudié primero en las Ursulinas y después en los Maristas. Los años del colegio los recuerdo con cariño. Cuando llegó el momento de elegir carrera, por circunstancias de la vida no pude entrar en la que me gustaba, que entonces era la licenciatura en Educación Física, el famoso INEF. Unos problemas en las pruebas físicas no me dejaron más opción que matricularme en Magisterio por Educación Física. Era lo más cercano a lo que me gustaba. Así que me matriculé en la Escuela Padre Enrique Ossó".

Un estudiante discreto que descubrió su vocación. "Para ser sincero, como estudiante me encuadro más bien entre los que no hacían nada, o casi nada, pero iban sacando las cosas. Cuando terminé Magisterio me entraron dudas acerca de qué hacer en el futuro. Tenía oportunidad de estudiar el curso puente para INEF pero entonces la fisioterapia se cruzó en mi camino. Hace veinte años la carrera era algo bastante nuevo. De hecho, la primera promoción es de 1994. Me atraía por su gran relación con el mundo del deporte, un ámbito en el que siempre me he sentido muy cómodo. Jugué a baloncesto, fútbol sala y rugby, entre otras disciplinas. El caso es que por circunstancias que no vienen a cuento no conseguí la plaza para estudiar en Oviedo y me marché a Madrid, a la Universidad Alfonso X el Sabio, donde estuve tres años. Tengo que decir que fue un tiempo en el que por primera vez en mi vida algo me interesó de verdad. Lo mío no era vocacional, pero me fui metiendo más en la materia e hice una carrera brillante".

La tuna y los recitales en Miami. "Cuando tenía 18 años ingresé en la tuna y gracias a eso me quite la timidez, el miedo escénico a la vida, al trato con las personas. Conocí muchas partes del mundo. Pasé una temporada súper divertida en Miami. En el restaurante casa Juancho actúa la tuna todos los días del año, desde 1987. Allí me planté yo. Era la vida ideal. Por el día disfrutar de la vida de Miami y luego ir un rato a actuar. Esa experiencia me permitió conocer la forma de vida americana. A veces pienso que me hubiese gustado quedarme, aunque es un choque importante. He tenido oportunidad de irme tres veces, y no lo he hecho. Por algo será. Tampoco es tan sencillo convalidar los títulos. Ahora ya no creo que llegue a tomar esa decisión. Irte a vivir a un país con un idioma diferente no es tan fácil. Además tengo dos hijos, de nueve y cinco años, niño y niña. Me gusta hablar con ellos en inglés".

Polifacético y padre de dos niños. "A mi Oviedo me atrae mucho. Estoy metido en tantas cosas que no paro. Soy el cocinero de la Asociación gastronómica La Parranda, formé parte del grupo musical "Vuelta Abajo", que empezó como un grupo de son cubano y llegaron a llamarnos los Sabandeños de Asturias. También formó parte de la junta de gobierno de la Hermandad de los Estudiantes, la única que procesiona a costal en el norte de España. También soy muy aficionado a las antigüedades, algo que me inculcaron mis padres. Mi vida se ha adaptado totalmente a Oviedo y a moverme en el campo privado".

Apegado a las raíces ovetenses. "Mi barrio de Oviedo no lo cambio por ninguno. Al volver de Madrid me fui a mi apartamento de soltero, que conservó. Cuando me casé viví en la Plaza de América. Luego regresé a mi Oviedo de toda la vida. Oviedo para mí es un sitio en el que estoy muy cómodo. Se me haría muy difícil verme viviendo en otra ciudad, sin mis amigos, mis hobbys y por supuesto, mis hijos. Oviedo es un lugar ideal. Sólo le veo ventajas, empezando por el tamaño, a escala humana".

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