El monarca que mandó levantar la primera Catedral de Oviedo y un majestuoso complejo palaciego en torno a ella abre sus dominios más queridos a los turistas y a los ovetenses que quieran adentrarse en su vida y sus obras. Alfonso II, encarnado por el actor Hugo Manso, se pasea desde ayer por los alrededores de la Catedral contando su triste infancia, sus triunfos en el campo de batalla, hablando de sus alianzas con Carlomagno, de las vicisitudes del Arca Santa y de su peregrinaje a Santiago. Él es el protagonista de la nueva ruta teatralizada que ofrece una empresa asturiana, la misma que antes convirtió en anfitriones de la ciudad a un peregrino de camino a Santiago y a la mismísima Regenta.

A la primera visita, la de esta mañana, estaban invitados empresarios de la hostelería y el sector turístico. Entre ellos, Lucía Álvarez, responsable de recepción del complejo termal y hotelero de Las Caldas, que valoró muy positivamente la experiencia: "Es mucho más entretenido visitar la ciudad así, son actividades que ofrecemos en Las Caldas, porque además son baratas".

El monarca Casto no lo es por evitar el trato con las mujeres sino por imponer el celibato entre los eclesiásticos de su sede regia, según contó Hugo Manso al acabar la visita. También habló de su esposa, Berta, hermana de Carlomagno con la que se casó por poderes y que no conoció en vida. Su encuentro, según su relato, se produjo ya después de muertos y ambos reposan en sepulturas contiguas. Esas y muchas otras curiosidades de la vida del rey van hilando el relato de la visita, que dura una hora y media y que se complementa con las explicaciones de un guía oficial acreditado por la Catedral, Javier Rodríguez, en el interior.