El Ayuntamiento no tiene previsto reforzar la seguridad en torno a la piscina del barrio de La Monxina, después de que esta sufriese un ataque por parte de desconocidos, que finalizó con dos porterías del campo de fútbol anexo, dos botes de pintura y las propias escaleras de la pileta, en el fondo del vaso. "Se trata de actos vandálicos aislados", señalaron ayer a este periódico fuentes cercanas a la concejalía de Seguridad, para explicar que no habrá un refuerzo en la vigilancia de la zona, más allá de las rondas habituales de la policía. Además de estos daños, uno de los clubes de fútbol que utiliza el campo, vio cómo la cerradura de su local lavandería resultó forzada. El argumento municipal no coincide en absoluto con las versiones que ofrecen los vecinos pues, aseguran que no es la primera vez que sucede algo similar.

La piscina de Matalablima debía reinaugurarse mañana después de que el año pasado no estuviese operativa por las obras que se hicieron en la zona. Ahora, los empleados de la empresa concesionaria de la gestión apuran los plazos para estrenarla a tiempo. Ayer mismo, los operarios repusieron las peras de las duchas que los gamberros habían robado; recolocaron las cuatro escalera metálicas y repusieron el arco que expulsa agua pulverizada, pues había sido doblado. Fue necesario además vaciar la piscina, pues los vándalos habían arrojado dos cubos de pintura al agua. "Estuvimos trabajando ocho horas con la vaporeta para que la pintura no quedara pegada al fondo, explicó el socorrista, Lionel Rodríguez, que repasó otros ataques: "A menudo tenemos que retirar del agua heces, bragas, calzoncillos, calcetines y botellas. Como no se ponga más vigilancia estos actos se repetirán". Rodri Iglesias, presidente del Guillén Lafuerza, club que usa el campo de Matalablima, y que también sufrió estos actos incívicos, propone poner cámaras de seguridad en una de las torres del campo de fútbol.