Los perros al igual que las personas pueden sufrir accidentes, por eso, aunque esperamos que no les pase nunca nada es muy importante saber cómo reaccionar ante cualquier imprevisto.
Lo indicado es acudir al veterinario, pero no siempre se puede esperar a llegar a la clínica para reaccionar, por eso es muy útil tener unos mínimos conocimientos de primeros auxilios.
Contar con un botiquín completo es la base para poder aliviar el problema del perro. Debe contener agua oxigeneada o alcohol, solución desinfectante o antiséptico específico para animales, algodón o gasas, vendas, esparadrapo, termómetro, tijeras y broncodilatador inyectable.
Las circunstancias en las que es procedente realizar maniobras de primeros auxilios son las siguientes:
Asfixia: Es muy fácil que los perros sufran atragantamientos. En el peor de los supuestos un objeto puede atascar las vías respiratorias del animal. Lo primero que hay que hacer es tirar de su lengua para facilitar el paso del aire y tratar de extraerlo. Si esto no fuera posible, se debe colocar al perro sobre sus patas traseras y abrazarlo por detrás fuertemente, presionando en el pecho justo debajo de las costillas hasta que el objeto sea arrojado.
Fractura de huesos: Se debe tocar muy suavemente la zona afectada para comprobar el nivel de inflamación y dolor. En caso de que el perro tenga hemorragia se debe realizar un torniquete y tratar de fijar la zona con una tabla. Después de esto se debe trasladar al veterinario de forma urgente.
Hemorragias y cortes: Las mascotas sufren heridas por diversos motivos, una mordedura de otro perro, alguna zarza que le arañe o con una piedra. En estos casos se debe limpiar la zona y desinfectarla con gasas o algodón impregnado en agua oxigenada o alcohol. Después de esto se recomienda tapar la herida con vendaje para que no se infecte.
