La sensación de estar subidos a bordo de la peor de las montañas rusas. Es lo que experimentan los vecinos de Olloniego cada vez que recorren el tramo de carretera que une las localidades de San Frechoso y El Torno, las más elevadas del municipio ovetense. ¿La razón? Se trata de un ramal de unos 1.600 metros de longitud en curva y en pendiente prolongada, con suelo de gravilla, completamente sin asfaltar.

Todo ello a pesar de que desde la Asociación de Vecinos de San Frechoso y El Torno aseguran llevar más de un año con la promesa por parte de los responsables municipales de que el camino será renovado. "Ya el año pasado nos prometieron que asfaltarían el tramo de carretera, pero aún seguimos esperando y nos preocupa que la situación se perpetúe en el tiempo", declaró ayer a este periódico el secretario de la asociación, Miguel Llaneza.

La indignación de los vecinos por el "abandono" al que se sienten sometidos se entremezcla a partes iguales con la preocupación por los peligros para la seguridad vial que se derivan del mal estado de la carretera. Máxime porque, en algunos casos, deben recorrerla inevitablemente cada vez que desean abandonar sus hogares para dirigirse hacia el centro de Olloniego o para abandonar su parroquia.

Por si fuera poco, tal y como constata una vecina de El Torno que prefiere mantenerse en el anonimato, la dificultad de la bajada y subida de la pendiente les obliga a modificar sus hábitos rutinarios y condiciona notablemente su modo de vida: "Debemos medir las veces que nos desplazamos y procurar hacer todos los recados el mismo día", asegura no sin resignación.

A este malestar se suma también la incomprensión de los vecinos. Según indica el presidente de la asociación, José Manuel Gutiérrez, "entre los responsables municipales son todo buenas palabras, pero, al final, nadie hace nada", lamenta.

"Insistimos en solicitar que se nos asfalte este camino porque sabemos que no supone una gran inversión", añade Llaneza.

Además, el problema para los vecinos de Olloniego no termina aquí. La zona es un pasaje natural salvaje. Gutiérrez denuncia "el abandono de la zona rural" por parte de los responsables municipales, que normalmente enviaban equipos para limpiar de maleza la carretera, una visita que este año se está retrasando. "La última vez que vinieron fue en marzo, pero ahora que llega el verano es cuando realmente hace falta que nos echen una mano", constata el presidente vecinal.

Dicha limpieza se hace más urgente ahora que las fiestas locales -se celebran cada 14 de agosto en la explanada cercana a la ermita de San Frechoso- están próximas. Reúnen alrededor de doscientas personas, pero en esta ocasión el presidente de la asociación de vecinos teme que "si no acuden a limpiar, aunque ya lo hayamos solicitado, quizás la situación disuada a los vecinos de venir a la fiesta".

Debido a que el tramo de carretera entre San Frechoso y El Torno está sin asfaltar, los vecinos se ven obligados a moverse en todoterreno y a una velocidad muy reducida, extremando las precauciones. Es el único modo para sortear con la mayor seguridad posible esta particular "montaña rusa" alimentada por la gravilla.